ELECCIONES 26-M

Cs aspira a someter al PP y liderar feudos conservadores

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Iolanda Mármol

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Albert Rivera arranca la campaña del 26-M en Madrid, con el empuje de los resultados conquistados en las elecciones generales y la determinación de convertirse no solo en el líder de la oposición como puesto simbólico, sino de llevar a su partido a la hegemonía de las derechas, como lugar estratégico. Ciudadanos aspira a conquistar ambos lugares gracias al declive del PP y a las dificultades de Vox por alcanzar las elevadas expectativas fijadas tras su irrupción en Andalucía en diciembre. La aspiración de los liberales, sin embargo,  no llega a cristalizar en los estudios preelectorales.

El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hecho público este jueves niega las aspiraciones de Rivera y sigue manteniendo al PP por delante en plazas clave que Cs busca conquistar, como la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital, donde los de Pablo Casado resistirían al envite del partido liberal. 

Según este estudio, Cs sería tercera fuerza, con un 16,4% de los votos, con caídas acusadas en Aragón y Extremadura.  El sondeo pronostica que Rivera perderá fuelle el 26-M y demostrará que es los electores le ven como una alternativa estatal pero menos como un partido de gobierno en los territorios. Los datos del CIS son, en todo caso, un jarrón de agua fría para Cs, aunque todavía queda toda la campaña por delante. Su candidato para la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, resta valor a esos estudios y acusa al CIS de falta de rigor. "La cocina de [José Félix] Tezanos sigue su curso pero ahora con material caducado, no es el reflejo de la realidad, le doy nula credibilidad a esas encuestas", criticó este jueves.  La candidata a la alcaldía de Madrid, Begoña Villacís, insistió en que ningunas encuestas han predicho hasta ahora los resultados de Cs.

Objetivo: gobernar

A diferencia de las anteriores municipales y autonómicas del 2015, Rivera llega a esta contienda dispuesto a entrar en los gobiernos, los lidere o no. Andalucía abrió el sendero de una nueva hoja de ruta. Ahora,  Cs necesita, a la vez, enfrentarse al PP para someterlo y colaborar con los populares en gobiernos autonómicos y municipales. El nivel de tensión entre ambas formaciones crecerá probablemente durante la campaña para luego buscar entendimientos prácticos.

En el aire queda el veto de Cs al PSOE. El cordón sanitario fijado por la Ejecutiva se circunscribe a acuerdos para la gobernabilidad estatal. Nadie entre los liberales quiere hablar de posibles pactos territoriales con los socialistas, en parte porque necesitan marcar su fortaleza como autoerigidos líderes de la oposición, pero también porque, en realidad, nada está decidido. En función de los resultados del 26-A Rivera podrá llegar a acuerdos con PSOE o PP y Vox, según le interese.