MANIFESTACIÓN

El soberanismo tiñe Madrid de amarillo contra el juicio del 'procés'

La manifestación soberanista en Cibeles.

La manifestación soberanista en Cibeles. / JOSE LUIS ROCA

Júlia Regué

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El soberanismo desembarcó este sábado en Madrid para impugnar el juicio del 'procés' y sacar músculo contra la extrema derecha al grito de 'No pasarán'. Los manifestantes tiñeron de amarillo el paseo del Prado, desde las inmediaciones de Atocha hasta Cibeles, para reclamar la absolución de todos los procesados por el 1-O y reivindicar el derecho a la autodeterminación. La marcha, impulsada por las entidades catalanas y colectivos republicanos madrileños, contó con unas 70 organizaciones también de Andalucía, Galicia, País Vasco, Canarias y Asturias.  

"Escucha España el canto por la libertad. Escucha España que no hay luchas pequeñas. Escucha España y aprovecha la ocasión de democratizarte", entonó el 'president' de la Generalitat, Quim Torra. Aunque trataron de relegarle a segunda fila, junto al 'expresident' Artur Mas, ambos ocuparon todos los tiros de cámara, escoltados por medio Govern, el presidente del Parlament, Roger Torrent, y las primeras espadas de ERCJxCat y la CUP. En un clima de obligada unidad, mantuvieron la compostura pese a los abucheos que les pedían estrategias unitarias en plena precampaña electoral. Pero a los que echaron más en falta fueron a los representantes de Podemos y de IU. Por la parte de los 'comuns', acudió Gerardo Pisarello, aunque atendió a los medios en nombre del Ayuntamiento de Barcelona.

El baile de cifras volvió a generar polémica. La Delegación del Gobierno sostuvo que acudieron unas 18.000 personas, unas 120.000 a ojos de los organizadores, que criticaron que solo contando los 500 autobuses que fletaron ya superan las 27.000 personas, sin sumar los 15 AVEs y el transporte privado. Y es que en esta ocasión la demostración de fuerza pasaba por superar la concentración de la triple derecha en Colón y en no rebajar la manifestación que se celebró en Bruselas en diciembre del 2017.

"No pasarán"

Fragmentos audiovisuales del juicio dieron el pistoletazo de salida al acto político, avivando abucheos a fiscales y aplausos a acusados. Los parlamentos arrancaron tras un minuto de silencio por la víctimas de la masacre ultra de Nueva Zelanda. 

A menos de un kilómetro del Tribunal Supremo, los dirigentes de la ANC y Òmnium Cultural, Marcel Mauri y Elisenda Paluzie, aseguraron que "no han venido a provocar a nadie, sino a defender codo con codo los derechos fundamentales" y a hacer frente a la extrema derecha: "Somos los nietos de los que hicieron frente al fascismo, los que nunca agacharon la cabeza. Es nuestra responsabilidad", afirmó Mauri. Y volvió a exigir al Gobierno que inste a la Abogacía del Estado a retirar las acusaciones.

"El Estado, desde el Rey hasta la Justicia, se ha dispuesto a impedir que terminemos con sus privilegios. Alzaron un ‘a por ellos’ que es un ‘a por todos’. Pero somos un muro humano y no pasarán", proclamó, no sin alertar de que "la democracia en España pasa por defender los derechos y libertades de Catalunya".

"Madrid os ama. Gracias por vuestra lucha a favor de la democracia y por la república", entonó la portavoz de la Coordinadora 25S, Elena Martínez, y censuró como "enemigo común el régimen monárquico postfranquista". 

La marcha se zanjó sin incidentes aunque un miembro del secretariado nacional de la ANC fue detenido porque pesaba sobre él una orden de búsqueda y captura por no comparecer ante un juzgado cuando fue citado, cusado de los delitos de ultraje a España y desórdenes públicos por haber descolgado la bandera española de la delegación de la Generalitat en esta localidad en el aniversario del 1-O.

La réplica del Gobierno

Aunque hasta la fecha el Gobierno había optado por no manifestarse públicamente sobre esta marcha, su reacción llegó en pleno acto político. El Ejecutivo central volvió a reiterar que "dentro de la Constitución todo, pero fuera de ella nada", y replicó que "la misma democracia que protege la libertad de quienes se manifiestan, es la que juzga a quienes se saltan sus normas".

"El Gobierno siempre ha sido firme, ofreciendo diálogo para garantizar la convivencia entre catalanes y entre todos los españoles y ha mantenido una voluntad sincera de solucionar el problema en Catalunya", abanderó el equipo de Pedro Sánchez.