INVESTIGACIÓN

20-S: Sin "voluntad de auxilio" en la 'conselleria'

Luis Rendueles / Vanesa Lozano

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Los mandos de los Mossos d’Esquadra mintieron y exageraron en sus informes sobre el número de ancianos y niños que participaban en la concentración ante la Conselleria de Economía, según un informe de la Policía Nacional basado en los 17 documentos sobre lo que ocurrió aquel día en Barcelona que mossos de paisano llevaban a quemar a la incineradora de Sant Adrià de Besòs cuando fueron interceptados el 26 de octubre.

“En todos los documentos de CME (Cuerpo de Mossos d’Esquadra) se trata de transmitir la sensación de que, entre los concentrados, había un gran número de personas de edad y de menores, motivo por el cual no se pudieron tomar las medidas de orden público adecuadas para conformar un perímetro de seguridad en torno a la entrada del edificio de Vicepresidencia y una vía segura y amplia de paso hacia la Gran Vía de las Cortes Catalanas”, se recoge en el informe de la Policía, que apunta: “El análisis detallado de dichos documentos revela la existencia de contradicciones sobre este extremo”.

Los informes que querían quemar algunos mossos hacen constar “la actitud reivindicativa pero totalmente pacífica” de los concentrados, “así como la existencia de muchas personas de avanzada edad y personas vulnerables, extremos que en absoluto se corresponden con la realidad”, concluye la policía, que cita como argumento en contra de la versión de los mossos, “los vídeos que se pueden encontrar en fuentes abiertas y que relatan los hechos ocurridos”.

Apuntes de Laplana

Los Mossos iban a quemar 17 documentos suyos sobre el 20-S. Entre otros, una carta borrador, “con anotaciones manuscritas” de la Intendente Teresa Laplana. En ella, la responsable de los mossos anotó, subrayado a bolígrafo, horarios y cantidad de personas concentradas: “10.38 hay 800; 23.34, 12.000”. También se llevaban a quemar borradores de los inspectores Josep García y Xavi Pastor (este último, jefe del Área de Mediación que acudió al lugar). La policía salvó también cuatro borradores que llevaban por título 'Minuta policial sin detenidos' con anotaciones manuscritas, una copia de las diligencias sobre los daños a los vehículos de la Guardia Civil y una copia del informe sobre los incidentes para la fiscalía. Los Mossos también iban a destruir los informes del Área de Mediación de los Mossos en los que se relataban cronológicamente todas sus gestiones tanto con Jordi Sánchez y Jordi Cuixart como con los dueños del Teatro Coliseum, colindante con el edificio estaban los guardias civiles y la comitiva judicial.

Esos mediadores de los mossos, que iban de paisano, fueron confundidos con guardias civiles por algunos manifestantes y fueron rechazados por ellos hasta que se identificaron. En su informe, recogen sus gestiones con políticos como Alfred Bosch, Neus Munté, Núria de Gispert y Anna Simó. “En su rol de mediadores preguntaron directamente a estos representantes por las intenciones de los concentrados y la posibilidad de abrir un pasillo para facilitar las labores de la comisión judicial y de la Guardia Civil, respondiéndoles concretamente la señora Anna Simó que estaba claro que la masa no permitiría que nadie saliese del edificio, aunque sí permitirían el libre acceso a trabajadores y afines a los concentrados”, explica el informe policial.

La Policía concluye que los mandos de los Mossos no tuvieron “voluntad de auxilio” hacia la Comisión Judicial y los guardias civiles. “En un principio, y de forma que podría considerarse negligente, los mandos del CME no dan la importancia y dimensión adecuada a la concentración”.

Evitar los destrozos en los vehículos

Al principio de la protesta, hacia las nueve y cuarto de la mañana, los guardias civiles pidieron a la intendente Laplana por primera vez abrir un pasillo. La policía cree que entonces “se podría haber establecido un perímetro de seguridad que hubiese evitado los destrozos en los vehículos policiales y podría haberse asegurado una vía de entrada adecuada para el traslado de los detenidos que debían asistir a los registros, así como la normal salida de los funcionarios judiciales y los agentes de policía judicial con los efectos intervenidos”. Pero Laplana se negó y la policía aprecia, de toda la documentación incautada,  “la negación de la existencia de un problema de orden público, a pesar de que la concentración iba en aumento y se cortaron al tráfico vías principales de circulación, que colapsaron la ciudad”.

La policía subraya en su análisis que, “cuando la concentración era ya tan numerosa que hace imposible la toma de cualquier medida de orden público sin que se produzcan graves altercados”, los mandos de los Mossos “dan la callada por respuesta y siguen difundiendo la idea de la actitud pacífica, que en absoluto se corresponde con la postura manifiestamente hostil hacia la Comisión Judicial y la Guardia Civil de los concentrados, para apoyar su inacción”.