PRIMERA ENTREVISTA AL NUEVO VICEPRESIDENTE DEL GOVERN

Pere Aragonès: "Si Sánchez quiere resolver el conflicto, que emita señales"

El dirigente de ERC afirma que "ante un Estado dispuesto a todo hay que ampliar la mayoría"

Enric Hernàndez / Xabi Barrena

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-La toma de posesión se habría podido celebrar a principios de febrero. ¿Han valido la pena estos cuatro meses de espera?

-Los culpables de que hayamos tenido que hacer una toma de posesión meses después de lo que hubiéramos deseado son el Gobierno y las instituciones del Estado que han ido impidiendo la sucesivas investiduras que el Parlament había propuesto. Más allá de otras martingalas, como la no publicación del decreto de nombramiento de 'consellers' en el 'DOGC'. 

-Ahora lo que toca es que se levante el 155. ¿Con el Gobierno Sánchez ve opciones de que acabe también la intervención de las cuentas del Govern?

-La intervención tiene distintas capas. Una de ellas decae con el 155 porque era una intervención ilegal. Como el Estado lo sabía, lo que hizo, poco antes del 21-D, fue ponerla bajo el manto del 155. Nosotros batallaremos para que se levante toda la intervención al completo, también la del 2015.

-De los resultados del 21-D, ERC concluyó que había que "ampliar la base". ¿Cree que el Govern de Quim Torra cumple con ese objetivo? 

-Lo que importa son los hechos. Este Govern está determinado a gobernar para todos. ERC tiene muy claro que la gestión tiene que ir encaminada al conjunto de la ciudadanía. Este Govern representa a todo el independentismo y tiene, por ejemplo, al primer 'conseller' con orígenes familiares marroquís (Chakir El Homrani) y también a gente que procede de diversas tradiciones del catalanismo político, como Ernest Maragall (ex-PSC).

-¿Se sienten cómodos con el perfil de Torra?

Estoy convencido de que el 'president' comparte nuestros valores republicanos. Y así se vio en su discurso de investidura. Lo que es relevante de un 'president' son los hechos presentes, cuando además ya ha dado explicaciones de lo que escribió. Y nosotros nos sentimos totalmente cómodos.

-¿Qué papel desempeñara Carles Puigdemont? ¿Irá a Berlín a departir con él? 

-Puigdemont tendrá un papel relevante en la toma de decisiones. Como [Oriol] Junqueras. Y no descarto tener contacto con los que están en el exilio o la cárcel. Pero el único responsable de las decisiones que tome este Govern será el propio Govern y debe de tener total libertad. El objetivo es abrir una nueva etapa de diálogo. Veremos si el contexto estatal con Pedro Sánchez ayuda o no. Aunque soy muy escéptico.

-¿Cómo se conjuga esa voluntad de ampliar la base con un proceso constituyente dirigido por una asamblea de electos y con un Govern paralelo en Bruselas? 

-El 1-O, sin conseguir ser la mayoría del censo, el apoyo alcanzado fue muy importante. Superior al apoyo sobre el censo en el brexit, en el 'sí' a la Constitución Europea en España y en el  Estatut del 2006. Pero cuando tú te opones a un Estado que está dispuesto a todo, cuanto más amplia sea la mayoría, mejor. Y a eso vamos. El proceso constituyente lo entendemos como un gran debate de país.

-Sánchez ha abierto la puerta a recuperar aquellas leyes sociales recurridas por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional. ¿Puede ser este un primer puente? 

-Pedro Sánchez tiene muchas oportunidades para emitir señales de que quiere resolver este conflicto políticamente. Y cualquier señal será tenida en cuenta.

-Hasta ahora, la palabra "diálogo' tenía significados distintos en Madrid y en Barcelona. ¿Esto cambiará? 

-Lo que no podemos es poner el ordenamiento jurídico como techo del debate político. Si ese es el plan tendremos un conflicto crónico. Sánchez tiene la oportunidad de abrir una nueva etapa, pero se precisa sentido de Estado. No estoy especialmente esperanzado con Sánchez. Conocemos al PSOE y al PSC. Si el diálogo político no puede imaginar ni proponer soluciones más allá de una interpretación restrictiva de la ley se convierte en un diálogo de abogados.

-Sánchez fijó los límites el jueves. 'No' a la autodeterminación, 'sí' a las competencias. Una especie de vuelta al 2006. ¿La vía del blindaje y ampliación de competencias es una vía transitable para el independentismo? 

-El 1-O fue un momento fundacional del futuro que vendrá. No queremos ni podemos hacer ver que estos años de 'procés' no han pasado. Pensar que se puede coger la máquina del tiempo e ir 12 años atrás no servirá para nada, no será una buena solución. No queremos olvidar el 1-O, porque estamos vinculados a él. Tenemos encarcelados y exiliados por haberlo hecho posible.

-Así, ni la propuesta del Cercle d'Economia ni la posibilidad de hacer un referéndum sobre el Estatut que dejó 'vivo' el TC en el 2010 les satisfacen. 

-De entrada, no. Hay que valorar que surjan propuestas. La propuesta del Cercle debe ser tenida en cuenta al lado de las otras propuestas que pueda haber. Y la del Govern, que tiene el aval de unas elecciones y de un referéndum.

-Más allá del debate de fondo, está el día a día. ¿Catalunya estará en la mesa de la negociación del nuevo modelo de financiación? 

-Todas las negociaciones que pueda haber entre Estado y Generalitat se tienen que circunscribir al debate de fondo. Si no se avanza en ese fondo, la participación de la Generalitat en estos foros es muy difícil. Evidentemente, existe, no obstante, mi compromiso de estar en cualquier foro que permita batallar en cualquier ámbito que suponga un euro más para nuestra sanidad o educación.

-La moción de censura, ¿cambiará las relaciones del Govern con el PSC? ¿O las de su partido con los socialistas, como deseaba Joan Tardà en un artículo en EL PERIÓDICO

-Para llegar aquí deben pasar muchas de las cosas que apuntó Tardà en ese artículo y que aún no han sucedido. Como cierta abjuración del PSC del artículo 155. Una reflexión profunda, que no hace falta que sea pública. Han errado porque, a nacionalista español, a Cs no le van a ganar. Como Govern, nosotros queremos hablar con todos. Tendremos unos presupuestos por delante que precisarán de acuerdos amplios. Hay que abandonar el tacticismo de mirada corta.

-No cuentan con la CUP, por lo que parece... 

-Nos gustaría contar con ellos. En todo caso, son ellos los que deberán explicarse. Y acostumbran a hacerlo de manera clara.

-Además de vicepresidente, usted es, dadas las circunstancias, el líder de ERC y... 

-Permítanme. Los líderes son Oriol Junqueras y Marta Rovira. Entre otras cosas porque ejercen. Rovira lo hace de manera permanente porque hay una comunicación permanente y evidentemente, Junqueras, con todas las limitaciones de comunicación, es nuestro referente político, intelectual y ético.

-¿La formación de nuevos gobiernos en Madrid y Barcelona puede ayudar a la situación de los presos? 

-No debería de ser así. Porque es una cuestión de justicia y no de negociación política. Pero si el contexto ayuda, bienvenido sea.

-¿La cárcel y el exilio son lo que explica el cambio entre la ERC que se negaba a la convocatoria de elecciones, el día antes de la DUI, y la ERC actual, anclada en cierto pragmatismo y con pocas ganas de gestos simbólicos? 

-Aprendimos que cuando el juego se basa en quién tiene más uso de la fuerza, el Estado gana. Es un terreno de juego donde siempre te derrotarán. Aprendimos rápido que había que salir de ese terreno de juego y plantear el partido en el de la fuerza democrática. Que es donde ganaremos.

-Sin embargo, este ejercicio de pragmatismo no fue tan reconocido en las urnas como el irredentismo de JxCat, que defendía mantenerse en la misma línea. ¿Cree que sus socios han llegado a la misma conclusión que ustedes? 

-Nosotros no acostumbramos a hablar mal de los otros. Nosotros queremos alcanzar nuestros objetivos y eso obliga a partir de un análisis lo más realista posible. Y en las negociaciones que hemos tenido con JxCat, al final, ellos también lo han compartido. JxCat y ERC van perfectamente alineados.

-A un año de las municipales, ¿ERC se abre a pactos, en Barcelona y en las diputaciones, con fuerzas que no sean independentistas? 

-En el 2015 ya hubo estos pactos. Por parte de CiU, que pactó con el PSC en distintas diputaciones. Siempre hemos dicho que nos gustaría ampliar el espectro de pactos posibles a aquellas fuerzas que defienden los derechos y las libertades civiles y el derecho a la autodeterminación. Si podemos hacer grandes acuerdos, nosotros seremos los primeros en celebrarlo.

-¿En Barcelona, ERC irá con sus siglas y su candidato, que es Alfred Bosch? 

-Sí. Y la experiencia nos enseña que cuando ERC y la antigua CDC han ido juntos han obtenido menos apoyos que cuando van por separado.

-ERC siempre se marca el propósito de acercarse a los 'comuns', sin conseguirlo. Un pacto con Ada Colau en Barcelona, ¿podría romper finalmente esa tendencia? 

-Me gustaría que fuera en un ámbito nacional. Creo que compartimos  muchas cosas en común con Catalunya en Comú en materias sociales, económicas y de profundización democrática y, por tanto, podemos explorar acuerdos en el Parlament. A nivel municipal están las dinámicas municipales.