El Ayuntamiento de Calella, investigado por un lazo amarillo luminoso
La Guardia Civil tomó declaración a un funcionario municipal para saber si hubo "defraudación de fluido eléctrico"
Roger Pascual
Periodista
Periodista de Deportes. Antes en Cultura y Política. Libros publicados: Desaparecidos en España (Premio 9 de Marzo), Les sectes a Catalunya y L'ombra de les sectes
J. G. Albalat
Redactor
Ha trabajado en el Diario de Barcelona, El País y AVUI. Desde hace años en El Periódico cubriendo los acontecimientos judiciales. Premios Ortega y Gasset, Save the Children, Ramon Barnils y Josep Maria Planes por la investigación del 'caso Maristas' sobre abusos sexuales en los colegios. En el 2016, mención honorífica de la Generalitat en el Día de la Justicia. Colaborador de publicaciones jurídicas. Profesor asociado Master de Criminología de la Universitat de Barcelona.
Roger Pascual / J. G. Albalat
Las investigaciones sobre todo lo relacionado con el independentismo no se detienen. El Ayuntamiento de Calella está siendo investigado por colocar un lazo amarillo luminoso en Navidad. La Guardia Civil tomó declaración a finales de diciembre a un funcionario municipal por el símbolo en solidaridad con los 'exconsellers' y exdirigentes independentistas presos que se puso en la fachada del consistorio.
"El motivo es una defraudación de fluido eléctrico porque la contratación del alumbrado público es por las luces de Navidad, y un lazo amarillo no lo es, representa. En el momento en el que pregunten qué consumo han hecho verán que no constituye delito, pero quién sabe", lo reveló Albert Torrent, teniente de alcalde de Seguridad y Servicios, en Ràdio Calella.
Marta Lluís, de los servicios jurídicos del consistorio, relata que acompañaron al jefe de la brigada municipal a declarar a las dependencias de la Guardia Civil en Calella y que, desde entonces, no han recibido más noticia. "No sabemos quién requirió estas diligencias, solo sabemos que a fecha de hoy no tenemos constancia de que haya ningún proceso penal abierto".
Conflictos en la ciudad por el 1-O
La presencia de más de 300 agentes de la Guardia Civil en Calella produjo varios incidentes en los días previos y posteriores al 1-O. El propietario del restaurante El Galliner tuvo que ir a declarar en las dependencias de la Guardia Civil después de colocar un letrero a la entrada de su local en el que decía que no se servía comida a las "fuerzas del orden público no autonómicas", en protesta por la violencia policial del referéndum.
El día después de la consulta, el Hotel Vila de Calella decidió echar al cententar de agentes de la Guardia Civil que alojaba tras el incidente entre vecinos y policías, cuando unos 50 vecinos se personaron en el hotel para increpar a los agentes del instituto armado. Algún agente del instituto armado llegó a orinar y lanzar escupitajos desde el balcón, efluvios que mancharon también a los funcionarios catalanes. Varios agentes de la Benemérita terminaron tomándose la justicia por su mano y salieron afuera, vestidos con ropa de calle, y a pesar de encontrarse fuera de servicio, usaron porras extensibles para cargar contra la manifestación.
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