CÓNCLAVE EN LAS FILAS SOCIALISTAS

El PSC renuncia a la consulta a la canadiense en la ponencia del congreso

Miquel Iceta y José Montilla

Miquel Iceta y José Montilla / periodico

JOSE RICO / BARCELONA

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El PSC afrontará el próximo fin de semana un congreso que se avizora sísmico ante las consecuencias que puede comportar la anunciada ruptura de la disciplina de voto del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy. Ante esta circunstancia, la dirección socialista, con el recién reelegido <strong>Miquel Iceta</strong> al frente, ha optado por esquivar lo que podría haberse convertido en otro quebradero de cabeza. La alusión a una consulta soberanista inspirada en la ley de claridad canadiense produjo convulsiones internas cuando el primer secretario la incluyó en el borrador de la ponencia congresual, que ni siquiera fue votado por el consejo nacional ante la amenaza de ser tumbado. Por ello, en el documento definitivo que se someterá a escrutinio de las bases ha desaparecido de un plumazo esa referencia.

La cúpula del PSC ha decidido anclarse a la reforma constitucional que propugna su partido de momento hermano, pero el plan b, en caso de fracaso, ha pasado a ser un ambiguo compromiso de explorar otro acuerdo que cuente con el beneplácito de los ciudadanos de Catalunya. "En cualquier circunstancia, el PSC defenderá un planteamiento federal y democrático buscando un acuerdo que la ciudadanía pueda ratificar en referéndum", establece la propuesta de ponencia, que ha incorporado el 90% de las enmiendas de las agrupaciones socialistas, según fuentes de la dirección. La brújula del PSC sigue marcando como primer horizonte la consecución de un nuevo "pacto constituyente" que sea ratificado "vía referéndum" por los catalanes "junto con el conjunto de la ciudadanía española".

REVUELO DENTRO Y FUERA

En el primer borrador de ponencia se defendía por supuesto la reforma constitucional, pero se añadía que, en caso de que los catalanes la rechazaran en referéndum, se debían plantear instrumentos democráticos alternativos, y citaba como ejemplo "una ley de claridad como la canadiense". Este párrafo -el número 36 del texto original- provocó un enorme revuelo dentro y fuera del PSC, pues se interpretó que la formación dejaba abierta la puerta a avalar un referéndum de independencia como el que se celebró en Canadá sobre Quebec. El equipo de Iceta arguye que defender al mismo tiempo una nueva Carta Magna y una preventiva consulta soberanista "era contradictorio y generaba confusión".

Ante la posibilidad de que la reforma constitucional tome brío a lo largo de la legislatura que acaba de empezar, las mismas fuentes tratan de matizar la renuncia a la vía canadiense adviertiendo de que si la nueva Constitución no seduce a los catalanes y estos la rechazan en referéndum, todo el sistema político entraría en colapso y obligaría a consensuar un plan b.

GUIÑOS A COLAU Y AL PSOE

La nueva hoja de ruta del PSC, resumida en una ponencia de 15 páginas, incluye un guiño a los 'comuns' y otro al PSOE. El redactado actual, que aún debe ser ratificado por la militancia, defiende que el partido buscará "la más estrecha colaboración posible entre las fuerzas de izquierdas", explorando una alianza con la confluencia de izquierdas autonómica que impulsa la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y que se halla en fase de germinación. En ese pacto, que reforzaría las opciones de que la izquierda gane unas elecciones catalanas y evitaría al PSC rivalizar con el espacio político que le ha comido buena parte del terreno, no habría hueco ni para ERC ni para la CUP, al ser fuerzas independentistas.

En cuanto al PSOE, la ponencia reivindica que "el PSC, ahora más que nunca, tiene que volver a ser el partido con personalidad jurídica propia y soberano", pero sin romper el protocolo de unidad que hermana a ambas formaciones desde 1978. Aunque en función de los acontecimientos de los próximos días podría suceder, la dirección de Iceta duda que la militancia propugne reformular las relaciones con el PSOE.