Texto íntegro del manifiesto a favor de una España plurinacional

Las elecciones del pasado 20 de diciembre del 2015 cerraron un ciclo de citas electorales --europeas, municipales, autonómicas y generales-- que han transformado el mapa político del país. Esta transformación no es un hecho circunstancial ni artificial: refleja cambios sociales, económicos y culturales que, tras haber sido ignorados en muchas ocasiones, se han trasladado ahora al escenario institucional.

Los partidos, como actores principales de dicho escenario institucional, han sido incapaces de formar la necesaria mayoría de gobierno. Sin menospreciar las dificultades de la nueva composición parlamentaria, constatamos que esta incapacidad de los partidos y de sus dirigentes ha aumentado la desconfianza política de gran parte de la ciudadanía y ha defraudado sus expectativas. Son las expectativas legítimas e ineludibles de una sociedad que tiene planteados unos retos urgentes de la máxima importancia, entre los que destacan:

- Detener el aumento de la desigualdad (uno de los más intensos de la OCDE) que resulta del paro masivo, la devaluación salarial y la precarización del empleo.

- Conseguir una senda de crecimiento sostenible de la economía y del empleo que robustezca el Estado del bienestar.

- Reforzar la protección de los derechos laborales y sociales exigidos por el respeto a la dignidad de las personas, sin discriminación de ninguna clase.

- Recuperar la integridad en todas las instituciones públicas y en la acción de sus gestores, sancionando social y penalmente a corruptos y corruptores.

- Renovar la relación entre Catalunya y una España constituida como unión política plurinacional entre pueblos que definen libremente un proyecto común, integrado hoy en la UE.

- Intervenir activamente en la UE, más allá de sus objetivos económicos, para hacerla más democrática, más social y más solidaria con todos los pueblos del mundo, en particular, con los miles de refugiados que llaman a sus puertas.

La nueva convocatoria electoral del 26 de junio debe ser una oportunidad para corregir los errores cometidos. Por esta razón, consideramos indispensable que el debate preelectoral gire en torno a las alternativas programáticas de cada opción, y que los medios de comunicación públicos y privados, sus editores y sus profesionales fomenten --desde la independencia-- el debate argumentado y respetuoso, en lugar de disputas ruidosas y superficiales.

Creemos que la ciudadanía, a pesar del desánimo y del escepticismo provocados por el bloqueo de los últimos meses, es siempre la protagonista del sistema democrático. No puede renunciar nunca a esta responsabilidad y a los derechos y deberes que comporta, especialmente al ejercicio de su derecho al voto en la trascendental cita del 26 de junio.

Finalmente, reclamamos a quienes deban intervenir en la formación y orientación del futuro gobierno que supediten sus legítimos intereses a la necesidad apremiante de dar respuesta a los retos señalados. El momento presente exige la inteligencia, la generosidad y la prudencia necesarias para cerrar acuerdos sobre programas definidos de acción pública, aplicados por personas seleccionadas por su capacidad, integridad y espíritu de servicio. De no ser así, el sistema democrático --que tanto costó establecer entre nosotros-- perderá legitimidad ante la ciudadanía y conocerá una grave crisis.

Jordi Casas, Eugeni Gay, José Luis García Delgado, Jaume Lanaspa, Juan José López Burniol, Federico Mayor Zaragoza, José María Pérez ‘Peridis’, Pascual Sala, Javier Solana y Josep Maria Vallès, entre otros.