ELECCIONES GENERALES

Iglesias y Colau empujan la remontada hacia las urnas

Podemos cierra la campaña más disputada a la espera de una medalla de plata que valorarían como oro

Pablo Iglesias, Ada Colau y Mònica Oltra en el mitin de Valencia

Pablo Iglesias, Ada Colau y Mònica Oltra en el mitin de Valencia / periodico

IOLANDA MÁRMOL / VALENCIA

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Pablo IglesiasAda Colau y Mònica Oltra subieron este viernes al escenario, en Valencia, como tridente de liderazgo con una especie de ‘síndrome de Los Angeles 84' corriéndoles por las venas. Podemos cruza los dedos y espera obtener en las urnas una segunda plaza que tendría el valor de una victoria de leyenda. Al igual que la medalla de plata que consiguió la selección española en aquel partido épico contra los Estados Unidos de Michael Jordan, los podemistas llenaron el pabellón de baloncesto La Fonteta de Sant Lluís convencidos de que quedar por detrás del PP pero por delante del PSOE en votos sería un triunfo con sabor a oro.

Lo ajustado de la disputa lo expresó de forma cristalina Íñigo Errejón. "Nunca hemos estado tan cerca ni tan lejos de ganar las instituciones. En la 'foto finish' les vamos a adelantar", dijo, en un discurso en el que combió el castellano y el catalán, lengua con la que también se expresaron Colau y la líder de Compromís, Mònica Oltra. Iglesias reclamó paso, como una letanía, al candidato del PP. "Estamos preparados para encabezar un Gobierno y para liderar una nueva transición", jaleó. "Nosotros sí soñamos señor Rajoy, pero soñamos en serio. Nosotros sí tenemos un proyecto de país", le dijo, y proclamó ante los suyos que "ya no hay excusas para votar con una pinza en la nariz, ni para votar lo menos malo".

LA ENCRUCIJADA

La dirección de Podemos es consciente de que superar a los socialistas en escaños es casi imposible por los beneficios de una ley electoral obsoleta que favorece al bipartidismo, pero considera que una plata en votos le concedería legitimidad suficiente como para plantear la investidura de Pablo Iglesias

El segundo lugar significaría también escapar del escenario de mayor dificultad para Podemos: quedar por detrás del PSOE incluso en votos y verse en la tesitura de tener que decidir si apoyan una eventual investidura de Pedro Sánchez como mal menor para evitar que Mariano Rajoy repita en la Moncloa. En esa encrucijada, los podemistas saben que su posición se debilitaría por unas bases que castigarían tanto un apoyo a Sánchez como un voto en contra, y se verían forzados a celebrar un cónclave del partido en el que los críticos desenterrarían el hacha de guerra que decidieron guardar hasta el 20-D

La verdadera paradoja del resultado es que, aun si son terceros y superan a Ciudadanos; aun si logran un abultado número de diputados; aun si se reconoce que han orquestado una de las campañas electorales más eficaces de la democracia con escasos recursos; aun así, corren el riesgo de ser vistos como los perdedores y afrontar una legislatura desdibujados.

Contra esa lectura, la dirección del partido insiste en que el reto ya se ha conseguido, porque el país ya ha cambiado con la irrupción de una nueva fuerza parlamentaria con capacidad de disputar la hegemonía al bipartidismo “turnista” de PP y PSOE. Afirman los podemistas esa transformación entra ahora en las instituciones dispuesto a escribir la primera página de la segunda transición política.

PAÍS DE PAÍSES

Ese camino, opinan, no se puede recorrer desde la soberbia de Madrid, sino desde el concepto de plurinacionalidad en el que han apoyado toda la campaña. En parte, porque es uno de los ejes del Podemos que nació tras la reflexión de las elecciones municipales de mayo, cuando aprendieron que con alcaldías progresistas como la de Madrid y Barcelona se daban la mano. Pero la defensa del "país de países" también ha de medirse con la báscula de la rentabilidad: allí donde los de Iglesias esperan cosechar mejores resultados es en territorios con identidad nacional propia: Catalunya, Galicia y la Comunitat Valenciana.

Con ese espíritu plurinacional, Iglesias reivindicó el derecho a decidir: "España ya ha cambiado, ha puesto fin a esa arrogancia centralista porque no entendían que la respuesta de nuestro país era la diversidad", afirmó.

Por su lado, Ada Colau apeló al voto de las mujeres y aprovechó para enviar una crítica a Ciudadanos en respuesta a las palabras despectivas, en primavera, de un miembro partido de Albert Rivera. "No somos 'feminazis', somos feministas", corrigió. La alcalcesa señaló que ya se ha perdido el miedo y proclamó: "Nosotros no nos rendimos, que dejen paso". Mònica Oltra dedicó a Iglesias un poema de Miguel Hernández y le pidió sonrisas. "Pablo, sonríe, que vas a ser presidente".

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