sexto día de campaña

Elecciones catalanas: Internacionaliza como puedas

El Rey con Obama.

El Rey con Obama. / nip

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Hace un par de años, en el consulado de uno de los países con clara influencia en el panorama político internacional, un grupo de periodistas fue convocado para que diese a conocer su opinión sobre el proceso soberanista que ya entonces empezaba a coger mayor brío en Catalunya. La mayoría de los presentes coincidieron en señalar que la estrategia de Artur Mas iba en serio y que no se trataba un simple órdago al Gobierno central. Uno de los colegas de la prensa citó el ejemplo de Kosovo, uno de los estados de más reciente creación y al que, por cierto, España se ha negado a reconocer. ¿Podría tratarse a Catalunya como un Estado independiente igual que se hizo con Kosovo? Y una representante de la embajada, venida expresamente desde Madrid, respondió con un lacónico «eso no pasará».

La discreción obliga a no dar el nombre del consulado, pero este, como otros tantos, ha seguido de cerca el proceso catalán y ha realizado informes para su respectivo gobierno. De momento, los cónsules y embajadores se limitan a no tomar partido, como tampoco lo han hecho sus Ejecutivos. Mientras, los corresponsales internacionales han ido siguiendo con cierta distancia el auge del independentismo aunque, eso sí, como en cada edición de la Diada, las imágenes con cientos de miles de personas reivindicando la secesión de Catalunya han encontrado hueco en las ediciones de los principales medios europeos.

Posiciones oficiales

En clave interna, el pronunciamiento de Barack Obama a favor de una España «fuerte y unida» ha sido interpretado como un éxito de la diplomacia española y más en concreto del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien este miércoles, como otros miembros del Gabinete de Mariano Rajoy, insistió en que las palabras del presidente estadounidense deben interpretarse como un aviso a Mas. Pero los soberanistas, lejos de amedrentarse, consideran un éxito que el principal mandatario del mundo se haya referido, aunque sea sin citarlo explícitamente, al proceso catalán. «Seguro que hablaría en los mismos términos de otros países; debe desear que todos los países democráticos sean fuertes, aunque la española sea una democracia justita, y que hable de una España unificada, que no dijo unida, también es normal, porque puede estar unificada con Catalunya o sin ella», defendió el president.

Mas fue quien hace tiempo acuñó la expresión «internacionalizar el conflicto». Y, de manera discreta e intentando sortear las zancadillas de la diplomacia española, representantes del Gobierno catalán y de Convergència se han ido reuniendo con representantes de embajadas de distintos países para darles a conocer su posición. Fuentes conocedoras de estos encuentros reconocen que no han conseguido grandes apoyos pero que, a la vez, muchos de sus interlocutores han criticado el inmovilismo del Ejecutivo central. En la Generalitat se asegura que el ministro de Exteriores en más de una ocasión ha dado personalmente instrucciones a algún embajador para que vigilase a representantes catalanes. De hecho, varios de estos encuentros con miembros de gabinetes extranjeros se ha realizado en hoteles y no en las sedes oficiales para evitar conflictos con el Gobierno español.

Pero, paradójicamente, quien ha hecho más por la «internacionalización del conflicto» seguramente ha sido Rajoy, que en las últimas semanas ha aprovechado sus reuniones bilaterales con la cancillera alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, David Cameron, para que estos se posicionen en contra de la secesión de Catalunya. En el caso del premier británico no deja de ser una posición curiosa teniendo en cuenta que su Gobierno fue el que acordó la celebración de la consulta escocesa y quiere plantear a finales del 2017 también una consulta para decidir si el Reino Unido permanece en la Unión Europea.

La BBC emitió esta semana un reportaje, coincidiendo con el inicio de la campaña electoral, en el que la televisión británica afirmaba que «la integridad territorial de España está en juego». Por su parte, el Financial Times se hacía eco de la encuesta del CIS, que pronosticaba una ajustada mayoría del bloque soberanista, y aprovechaba para constatar «la profunda fragmentación del bloque antiindependentista».

Otros problemas

El corresponsal del rotativo alemán Berliner Zeitung, Martin Dahms, pronostica que Catalunya abrirá un proceso político aunque añade que lo más probable es que «el resto del mundo lo ignore». En declaraciones a EL PERIÓDICO, Dahms explica que en los medios alemanes existe «escaso interés» por el conflicto catalán y recuerda que estos días hay «historias más dramáticas», en referencia a los miles de refugiados que han llegado a Europa en búsqueda de asilo. Preguntado por qué cree que se ha llegado a esta situación en Catalunya, esta es su reflexión: «Por una parte se debe, me imagino, a la paulatina catalanización de Catalunya en las últimas décadas. Por otra parte, parece que muchos ven la independencia como una vía de escape de todos los males de la actualidad».

Sandrine Morel, colaboradora de Le Monde, coincide en que en Francia, más allá de la manifestación de la Via Lliure, no se está haciendo un seguimiento del conflicto catalán. Uno de los motivos es que, aunque se quiera revestir de referendum, los comicios del día 27 no lo son y por lo tanto no pueden compararse con Escocia: «Aquí no estamos hablando de un referéndum vinculante, son unas elecciones autonómicas». Morel cree que la lista de Junts pel Sí está forzando el escenario para intentar obtener el máximo rédito. «Durante la Diada entrevisté a gente que me dijo que votaría la lista de Junts pel Sí sabiendo que no va a haber independencia pero que era la manera de pedir mucho para tener un poco», recuerda esta periodista francesa. El resultado del 27 a lo mejor despierta algo más de interés. O no.