Mas garantiza "estabilidad jurídica" a los empresarios

FIDEL MASREAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El discurso de ayer de Artur Mas fue uno de los que pueden marcar un antes y un después en la relación del presidente de la Generalitat con uno de los actores clave del mundo empresarial catalán, la Cambra de Comerç. Vehementemente, sin medias tintas, Mas afirmó ante centenares de empresarios en un almuerzo que la independencia no tiene alternativa, y que es el único proyecto que puede cambiar «el statu quo». Aseguró que todo se hará de forma pulcramente democrática, pero se hará porque no hay alternativa. Fue su respuesta a las incertidumbres que la Cambra ha planteado sobre el proceso soberanista. Una respuesta que cosechó un largo aplauso.

Algunos empresarios (y miembros del Govern, todo hay que decirlo) se pusieron en pie en la sede de la Llotja de Mar tras escuchar la defensa que hizo Mas del soberanismo, porque es «el único movimiento que tiene fuerza para cambiar el statu quo» vigente.

LA PETICIÓN DE VALLS / Hace tan solo un mes y medio, el presidente de la Cambra, Miquel Valls, había mostrado su «preocupación importante» por el proceso independentista. Reclamó que se explicaran los costes de esta vía. Y hace una semana, Valls no secundó el espaldarazo al derecho a decidir que dieron 17 organizaciones empresariales en un acto conjunto. Ayer mismo, las patronales estatales CEOE y CEPYME, en su primera reunión después de las vacaciones, mostraron su rechazo a una declaración unilateral de independencia porque la secesión acarrearía consecuencias «muy graves para la economía, las empresas y el bienestar de los ciudadanos».

Con estos precedentes, el discurso de Mas generaba expectación. El líder convergente respondió con vehemencia, casi de forma desafiante. Fue tras un breve discurso de Valls, de tono muy suave, que finalizó con una receta para que se consolide la recuperación económica: «estabilidad y apoyo a la economía productiva». Mas respondió con firmeza: «Lo que se está haciendo es de una pulcritud democrática total», apeló a la consulta siempre en las urnas y con «estabilidad jurídica» y con la puerta abierta a la negociación con el Estado. Abierta, pero escéptica.

El líder convergente quiso desvanecer las dudas que algunos empresarios transmitieron en el coloquio, sobre la hacienda catalana o sobre si en realidad las grandes corporaciones no prevén la posibilidad de la independencia. Sobre este último extremo respondió: «No es tanto que prevean que no pasará [la independencia], porque no lo saben, lo que prevén es que si llega a pasar, no pasará nada», sostuvo. Respecto a la hacienda catalana, la dejó para más adelante: «No ha de haber preocupación sobre si se paga en un lugar u otro porque primero se ha de construir la hacienda, está en fase de construcción, hace falta un tiempo, y segundo, ha de haber continuidad en la hacienda. Un autónomo, un trabajador, si un día ha de pagar a la agencia catalana ha de ser con plenas garantías». Habló Mas del «trabajo bien hecho».

El president fue vehemente e incluso desafiante con Rajoy, al que retó a dejar de enviar el FLA a Catalunya a cambio de permitirle gestionar todos los impuestos. Pero su principal mensaje ante el auditorio empresarial fue -frente a los recelos a la opción de «no arriesgar»- el siguiente: «Si hay una alternativa, que alguien la explique; si no la hay más allá de la retórica, solo quedan dos alternativas: o aceptamos el statu quo o luchamos por cambiar este statu quo», remachó el presidente de la Generalitat. Por un momento pareció que hablaba Podemos, pero dejó claro Mas que cambiar el statu quo es la manera de conseguir una mejora económica y fiscal para Catalunya, con un horizonte, añadió, de bajada de impuestos.