INTERRELACIONES FINANCIERAS DEL ESTADO Y LAS AUTONOMÍAS

¿Déficit? Haberlo, haylo

Protagonista 8Ángel de la Fuente, al presentar el informe, ayer.

Protagonista 8Ángel de la Fuente, al presentar el informe, ayer.

AGUSTÍ SALA
BARCELONA

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Como sucede en Galicia con las meigas (brujas), déficit fiscal haberlo, haylo. O sea, que existe. Pese a las discrepancias sobre el importe, sin valorar si es o no injusto e incluso teniendo en cuenta que el Ministerio de Hacienda no era partidario de publicar las balanzas fiscales, los datos revelan que Catalunya recibe bastante menos de lo que aporta. Y lo mismo sucede con otras tres comunidades: Madrid, Baleares y la Comunidad Valenciana.

Para quienes llevan años denunciando este desfase, como el conseller de Economia, Andreu

Mas-Colell, el propio hecho de que se admita su existencia ya es un paso adelante. El problema radica en la metodología utilizada para estimar el saldo de las interrelaciones financieras entre el Estado y las autonomías.

El utilizado por los sabios encabezados por el director de Fedea, Ángel de la Fuente, es el método carga-beneficio. «El resultado está más sujeto a las hipótesis y a criterios arbitrarios», según Marta Espasa, profesora de Económicas de la Universitat de Barcelona y coautora con la catedrática, Núria Bosch, de un informe del Institut d'Economia de Barcelona (IEB) sobre diferencias metodológicas para elaborar balanzas fiscales.

Con la carga-beneficio, los ingresos se imputan a un determinado territorio (autonomía, en este caso) pero los gastos se distribuyen entre el conjunto. Por ejemplo, el Museo del Prado se imputa a Madrid, pero un porcentaje determinado se distribuye entre el resto de territorios en función de su peso poblacional. E igual pasa con otros gastos generales como la Defensa, las embajadas o la Casa del Rey.

Es una visión más de «país centralizado» que no se plantea desde la perspectiva del autonomía fiscal de los territorios. Por eso De la Fuente, y también en el PP, suelen decir que «pagan los ciudadanos, no los territorios».

La distancia entre los cálculos de la comisión de expertos que elabora las balanzas por mandato del Parlament y el estudio de De la Fuente es de unos 2.600 millones (11.087 millones o el 5,7% de la riqueza que se generó en Catalunya en el 2011, según los primeros; y 8.445 millones o el 4,35%, según el segundo). En todo caso, el estudio promovido por Hacienda, que no se hacía desde el 2008 bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, reconoce un déficit fiscal catalán que no está muy alejado del presupuesto anual del

Catsalut o que es el doble del presupuesto de Ensenyament.

El método de flujo monetario, en cambio, relaciona las inversiones y gasto del Estado en una autonomía con lo que los ciudadanos de esta aportan en forma de impuestos. «Es el sistema que utilizan países federales como EEUU, Alemania o Australia. Es más neutro», apunta Espasa. Los sabios de Hacienda no lo aceptan, mientras que es el que defiende la Generalitat. En el 2011, arrojó un déficit fiscal de 15.006 millones o el 7,7% de toda la riqueza generada por Catalunya.

Según De la Fuente, al final tiene poca importancia dónde están las sedes institucionales. Pero cuando el tripartito, encabezado por el president José Montilla logró para Barcelona la antigua Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, el entonces presidente del organismo, Carlos Bustelo, habló de «deportación». Al poco tiempo fue fichado por la que era presidenta de Madrid en ese tiempo, Esperanza Aguirre.