Geometría variable

¿Dama de compañía?

JOAN TAPIA

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El PSC vive un desgarro interno. Lógico. Desde 1977 ha participado -o ha sido el motor- de todos los combates del catalanismo: retorno de la Generalitat, Estatut del 79, Estatut del 2006... Y ahora no puede estar en el nuevo consensodret a decidir-independència, la hoja de ruta del pacto CiU-ERC. Cree, con razón, que es un camino casi imposible e inconveniente para superar la crisis. Por eso la semana pasada se encontró con que cinco diputados -que apoyaron la moción del PSC- no votaron contra la mayoritaria de CiU y ERC.

Es comprensible. Girona es Girona yMarina GeliyQuim Nadalpatean territorio. Y hay otros motivos razonables. ¿Es un error estratégico separarse de la corriente mayoritaria convertida hoy al soberanismo? Puede. Pero el PSC no podía votar una moción que no solo se había gestionado sin consultarle sino que es condición sustantiva del pacto CiU-ERC. Suscribir la hoja de ruta impuesta aArtur Maspor ERC era aceptar la irrelevancia. Convertirse en un partido satélite de una conjunción soberanista que no sabe si se podrá hacer la consulta, que esconde la pregunta, que se puede dividir (Unió) y que tampoco sabe si una Catalunya independiente permanecería en la UE. Y abstenerse era anteponer la comodidad a la convicción.

Claro, quebrar la unidad catalanista duele. Y más si eso lleva a coincidir con el PP, responsable de la deriva independentista por su campaña contra el Estatut. Hay gente del PSC que no quiere mezclar sus votos con los de los populares y que, aunque pasaba ayer, olvidan que CiU ha pactado con ello sin reparos durante dos años. Y que ERC se unió al PP en el referendo del Estatut. Curioso.

Pero la única forma de poder volver a pactar en serio con CiU, o con ERC -fue el PSC, no CiU, quien llevó el independentismo a la Generalitat-, es marcar territorio y decir que pactar exige negociar en serio. Que amenazar con campañas contrarias en los medios amigos no vale.

En el Estatut del 2006 se cometió el error de dejar al PPC al margen, en vez de utilizarlo para presionar aRajoy. Se ha pagado caro, aunque algunos (los del cuanto peor, mejor) dirán que fue bueno porque se acabado la vía estatutaria. Y ahora CiU y ERC pretenden ir hacia la independencia sin el respaldo de los dos tercios del Parlament, con las reticencias serias del mundo económico y sin aliados en Madrid, y quedarse en una UE en la que, excepto en la socialista Francia, mandan los socios deRajoy. Es un camino más cercano a la utopía que al realismo.

Por otro lado, que cinco diputados expresen una opción propia no sería un drama en EEUU (pasa cada día) ni en las democracias europeas con diputado de distrito. Tampoco lo será aquí si la cúpula respeta la conducta de los rebeldes y si estos admiten que la minoría no manda.Pere Navarroha tomado una decisión arriesgada que le reportará muchas críticas. Y puede estrellarse. Pero las otras opciones llevaban a hacer del PSC una, apreciada o ninguneada, dama de compañía.