Las finanzas de la Generalitat

Una cumbre y cinco pactos

 El pacto fiscal no verá hoy la luz, pero Artur Mas tendrá la foto de todos los partidos alrededor de una mesa debatiendo la nueva financiación. Porque, más allá de esa imagen, el Govern y las fuerzas políticas se limitarán a exponer los modelos que defienden y reconocen que el resultado será de mínimos.

EL PERIÓDICO / Barcelona

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CIU ORIOL PUJOL Y JOSEP ANTONI DURAN LLEIDA La llave de la caja y unidad catalana en Madrid

A la vista de que entre Josep Antoni Duran Lleida y Oriol Pujol existen diferencias profundas sobre qué hacer si el Gobierno rechaza el pacto fiscal, el planteamiento de ambos hoy se va a centrar en lo más inmediato: tejer una red para que al acuerdo actual de CiU con ERC e ICV-EUiA se incorpore el PSC. Y para que el PPC pueda abstenerse. La posición de CiU se basa en las conclusiones de la comisión parlamentaria sobre el pacto fiscal: recaudación de todos los impuestos mediante una Hacienda tributaria propia y definición de un mecanismo para inyectar al Estado de una parte de lo recaudado, en pago de las inversiones estatales en Catalunya y de la solidaridad interterritorial.

CiU está dispuesta a que el modelo final se mantenga implícitamente dentro de la ley estatal de financiación (la LOFCA) pero siempre que sea para certificar que el sistema catalán es una excepción y está al margen del régimen común de financiación. En lo que la federación nacionalista no está dispuesta a ceder es en el objetivo de lo que coloquiamente se denomina tener la llave de la caja. Es decir, que sea la agencia tributaria la que gestione la caja a la que van a parar los impuestos de los catalanes.

Los nacionalistas aceptan estudiar un proceso de implantación gradual en el tiempo. Y esperan empezar a diseñar hoy un compromiso de unidad de los firmantes del pacto para negociarlo con una sola voz ante el Gobierno. Algo que, por un lado, comprometería al PSC a no rebajar planteamientos en favor del PSOE, pero que, por otra parte, también obligaría al president Mas a no protagonizar una escena de sofà como la que sirvió para el acuerdo bilateral con José Luis Rodríguez Zapatero sobre el Estatut.

F. MASREAL

PSC  PERE NAVARRO Y ROCÍO MARTÍNEZ-SAMPERE Un sistema propio de gestión compartida

Para los socialistas catalanes, la cumbre de hoy será el punto de partida de una negociación más intensa que la que ha habido hasta ahora y que debe culminar con un acuerdo con CiU. Los contactos fuera de los focos han desengrasado las posiciones iniciales hasta el punto de que el líder del PSC, Pere Navarro, admitía ayer que la distancia con el Govern ya no es tan abismal. Los socialistas creen que algunos gestos de los nacionalistas facilitan la entente: su actitud conciliadora de los últimos días y la decisión de relegar el polémico plan B, la Hacienda propia, vista la división que provocaba entre socios de federación.

Navarro ha hurgado en esa herida y se ha apoyado en la moderación de Josep Antoni Duran Lleida para tratar de arrastrar a Artur Mas a un terreno menos radical. También se está ayudando de la patronal y los empresarios catalanes, con los que asegura haber compartido los temores de que la nueva financiación abra una etapa de incertidumbre y confrontación.

El PSC acudirá hoy a la cita de Mas para intentar convencerle de que el pacto fiscal debe incluir un calendario y una estrategia (unitaria) en Madrid que sean viables. Entre otras cosas, para que el PSOE puede hacer suya la propuesta catalana. Una estrategia que los socialistas son partidarios de que figure en el texto final.

Mas y Navarro están de acuerdo en que Catalunya deje el régimen fiscal común, pero no la ley estatal. La principal discrepancia es la gestión de los impuestos. Para los socialistas, la llave de la caja debe ser compartida con el Estado. Su propuesta inicial es que la gestión se reparta al 50%, pero que la Generalitat disponga de voto de calidad, algo que a CiU le parece insuficiente.

J. RICO

PPC  ALICIA SÁNCHEZ-CAMACHO Y ENRIC MILLO Mejorar el modelo pero evitar el choque con España

Inmerso en un cambio de imagen con el que busca arañar votantes a CiU, el PPC propone un «nuevo modelo fiscal» (prefiere esa expresión a la de pacto y, por supuesto, a la de concierto económico) que demuestre su «catalanidad» y evidencie su disconformidad con la financiación actual, que ve insuficiente. En línea con el PSC, los populares catalanes abogan por un mecanismo «singular», distinto al del resto de comunidades, aunque dentro de la legislación vigente. También quieren limitar la solidaridad y que las aportaciones sean «finalistas», que se indique a qué se destinan los recursos. Plantean que la Generalitat tenga más capacidad para gestionar impuestos, pero abominan de la Hacienda propia que impulsa Mas.

LA ABSTENCIÓN COMO BAZA / La presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, insiste en que hay que buscar un «acuerdo amplio» que evite la «confrontación con el resto de España» y se erige en «imprescindible» para que la propuesta que salga del Parlament «no fracase» cuando se negocie en Madrid. En ese rol de facilitadora que se ha atribuido, contempla la posibilidad de abstenerse en la votación de la Cámara catalana, incluso sin estar de acuerdo con la conclusión final, para demostrar su predisposición. Sería un gesto que no pasaría desapercibido en el Gobierno central, afirma. Y que dejaría solo a Ciutadans, que plantea negociar la financiación en el 2013, con el resto de comunidades.

Camacho, que hoy exigirá un compromiso de que no se subirán más impuestos, espera que el CiU rebaje sus pretensiones para confirmar su voto en blanco. No obstante, lo primero que dirá en la cumbre, asegura, es que la prioridad es combatir la crisis.

R.JULVE

ICV-EUiA JOAN HERRERA Y JORDI MIRALLES Vincular la financiación con las políticas sociales

Con la bandera de la ambición y la flexibilidad, el líder de ICV-EUiA, Joan Herrera, ha logrado sacar a CiU y PSC de su enroque inicial. Los ecosocialistas han elevado el precio de su apoyo al pacto fiscal, forzando al Govern a aceptar retoques en las conclusiones parlamentarias y, de rebote, obligando a los socialistas a defender un modelo más ambicioso si no quieren perder comba izquierdista.

Herrera reclamará hoy al Ejecutivo que la propuesta definitiva incorpore la garantía explícita de que los réditos de la nueva financiación se destinarán a políticas sociales para mejorar el Estado del bienestar, y que no servirán como argumento para bajar los impuestos a los ricos.

Del modelo provisional, la coalición objeta, sobre todo, el apartado de la solidaridad, y propone tomar como base el Estatut del 2005 para mejorar el sistema que en él se proponía, que contó con el aval del PSC. Herrera exige un plan B unitario, es decir, rechaza la Hacienda propia y unas elecciones anticipadas.

J. R.

ERC ORIOL JUNQUERAS Y JOAN PUIGCERCÓS Un apoyo incompatible con el de los socialistas

Esquerra tiene un pie fuera del pacto fiscal. La apuesta del Govern por incorporar al PSC e, incluso, arañar la abstención del PPC parece del todo incompatible con mantener el apoyo de los republicanos. Sus representantes en la cumbre se aferrarán a los conclusiones de la comisión y exigirán que no se toque ni una coma para rebajar la propuesta a cambio de sumar a los socialistas y a los populares al frente.

«Queremos la llave de la caja y la caja», han repetido en los últimos días los dirigentes independentistas. Pero en las filas republicanas no olvidan el riesgo de volver a quedar aislados, como con el Estatut, y tratan de rebatir el argumento del consenso por elevación: proponen usar la ley de consultas para preguntar por el concierto económico.

La estrategia de Oriol Junqueras es forzar el choque de legitimidades con el Gobierno del PP, razón por la que ve con agrado el supuesto plan B de la Hacienda propia, aunque recela de que el Ejecutivo de Artur Mas se atreva a lanzar ese órdago.

J. R.