Los socialistas

Rubalcaba concreta más medidas para luchar contra el fraude fiscal

El candidato propone en Twitter prohibir los pagos en efectivo de más de 3.000 €

Alfredo Pérez Rubalcaba respondió a las preguntas que se le formularon a través de la Twitter, ayer en la sede del PSOE.

Alfredo Pérez Rubalcaba respondió a las preguntas que se le formularon a través de la Twitter, ayer en la sede del PSOE.

JUAN RUIZ SIERRA
MADRID

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Pedirle a Alfredo Pérez Rubalcaba que conteste en nueve segundos es como pedirle a Godard que abandone el cine lento y ruede videoclips de reggaeton. El candidato puede intentarlo, pero la tarea tendrá un componente frustrante. Sus respuestas serán demasiado esquemáticas, demasiado vagas, demasiado superficiales, muy alejadas de ese discurso razonado y pedagógico de un político que rehúye las entrevistas en prensa porque siempre han de ser resumidas, y por lo tanto manipuladas, para que su contenido quepa en el papel. Y sin embargo, ayer, en la sede del PSOE, mientras se revolvía incómodo en el asiento, Rubalcaba, a través de Twitter y en contestaciones de nueve segundos (el equivalente a los 140 caracteres de un tuit, pues el candidato respondía de viva voz y otros transcribían sus palabras), ofreció algunas novedades. Entre otras, que prohibirá los pagos en efectivo de más de 3.000 euros, si gana; y que no abandonará sus responsabilidades en el partido, o al menos no en la misma noche electoral, si pierde.

FORMATO INÉDITO / El formato era también el mensaje. Mientras Twitter ardía después de que a petición del PP fuese borrada la cuenta @NanianoRajoy, en la que se parodiaba el discurso del candidato popular con frases como «dale con mi programa... ¡que me lo bajé del rincón del vago!», Rubalcaba se dejaba entrevistar por los usuarios de esta red social sin filtraciones previas. Las preguntas no fueron escogidas por el PSOE, sino por el moderador, un Antonio Gutiérrez-Rubí que dirigió con mano de hierro al aspirante a la Moncloa: le decía cuándo tenía que hablar, qué lenguaje debía usar y cuándo debía parar porque había sobrepasado el tiempo. «Esto», dijo Gutiérrez-Rubí, no es «una entrevista convencional ni un 59 segundos; es peor, es un nueve segundos». El modelo es Barack Obama, de quien tanto ha aprendido el comité electoral socialista. El 6 de julio, el presidente de EEUU llevó a cabo en Twitter un experimento similar.

«Estoy agotado. ¿Cuánto queda?», preguntó Rubalcaba. Habían pasado 10 minutos y quedaban otros 35. Se le vio abrumado en algunos momentos. Le preguntaron por su fórmula para mejorar las relaciones entre España y Catalunya y miró al cielo y después puso cara de cómo demonios contesto yo a esto en nueve segundos y finalmente dijo: «Hay que aceptar a Catalunya como es».

ECONOMÍA SUMERGIDA / La lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida ha ocupado un importante lugar en la campaña socialista. En el Foro Primera Plan@, que organiza este diario, propuso crear una oficina antifraude similar a la catalana, que le permitiría obtener más ingresos con una fórmula menos impopular que la de la subida de los impuestos a las grandes fortunas, a los bancos, al tabaco y al alcohol. Según la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), la economía sumergida representa en España el 24% del PIB. Ayer no solo se comprometió a vetar el pago en billetes y monedas de las facturas que superen los 3.000 euros. También abogó por elevar de 5 a 10 años la prescripción de los delitos fiscales. ¿Por qué? ¿Qué se conseguiría con eso? ¿Cuánto dinero ha calculado que se puede ingresar con ambas medidas? Se desconoce. Ya habían pasado los nueve segundos.

Y después, allá por la segunda mitad de la cita que tanto le agotó, llegó el momento de mayor suspense. La pregunta aludía al año 2000, cuando el PSOE se quedó con 125 escaños, José María Aznar logró una mayoría absoluta más modesta de la que ahora pronostican los sondeos para Rajoy, y el candidato socialista, Joaquín Almunia, anunció en la misma noche electoral que lo dejaba. La pregunta: «¿Dimitirás, si pierdes, como hizo Almunia?». Y la respuesta: «No, eso no». Aquello era mucho menos de nueve segundos. Aquello, como mucho, era un segundo. Así que se produjo un silencio un tanto incómodo y Rubalcaba, que por la tarde ofreció un mitin en Gijón, añadió: «Almunia era secretario general y yo no. Así que difícilmente puedo dimitir. Pero no, en todo caso, esa noche no dimitiré». Era un secreto a voces, y un candidato, a nueve días de las elecciones, no puede decir jamás que se marchará si no gana. Pero esos nueve segundos reforzaron la tesis, instalada en el partido, de que Rubalcaba, por muy dura que sea la derrota, buscará llegar a la Secretaría General del PSOE.