LA CRÓNICA

La vieja guardia apuntala al PSOE

reencuentro 3Después de varios lustros de gélida relación, González y Guerra se juntan hoy en un mitin para intentar paliar el descalabro que auguran las encuestas en picado 3El último sondeo del CIS ratifica el hundimiento socialista

ROSA PAZ

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La cosa pinta de pena para los socialistas. De pena, penita, pena. Tanto, que la vieja guardia, curtida en todas las batallas desde la clandestinidad del franquismo a la derrota por goleada del 2000, ha decidido arremangarse y reaparecer para un nuevo combate -ni siquiera ellos saben si será el último- e intentar, primero, levantar el ánimo de sus tropas y, después, emular sus antiguas epopeyas cuando eran capaces de reconquistar a sus electores y derrotar a las encuestas. Vencer a los sondeos y, de paso, noquear al PP, claro.

Este mediodía, en Dos Hermanas (Sevilla), una localidad simbólica para el PSOE, porque allí Felipe González y Alfonso Guerra han levantado pasiones desde siempre -González incluso tuvo allí su primera novia-, se asistirá al primer combate de una batalla que tendrán que dar con intensidad porque no les quedan más que 15 días. Allí, el que fuera el tándem dirigente del socialismo español en los años 70 y 80 volverá a reunirse para arropar al candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, uno de sus alumnos aventajados. Han pasado 15 años desde que González y Guerra coincidieron por última vez en lo alto de un escenario. Fue en Sevilla, en el cierre de campaña de las elecciones de 1996, las de la «dulce derrota». Sus relaciones ya se habían deteriorado tanto que el tradicional abrazo quedó reducido a una palmadita sin mirarse a la cara.

¿Qué pasa ahora para que los dos generales en la reserva, tras lustros de gélida relación, vuelvan a coincidir en un mitin? «No puede ser que estos dos acudan al mismo acto sin haber hablado antes entre ellos, y si lo hacen es porque están muy preocupados», aseguraba un barón territorial. Y no es para menos.

Desde hace meses las encuestas ofrecen datos estremecedores para los socialistas. El buscadoefecto Rubalcabano se ha producido porque su intento de marcar distancias con la deteriorada popularidad de Zapatero se ha visto frenada por la terca realidad. La situación económica, lejos de mejorar, ha empeorado; el paro no ha tocado techo y sigue creciendo exponencialmente y el presidente ha seguido adoptando decisiones impopulares para evitar la intervención de España que han depauperado las escasas esperanzas que podía albergar para el 20-N el partido del que todavía es secretario general.

La encuesta del CIS ratificaba ayer lo peor. Más de 16 puntos de diferencia a favor del PP, que podría obtener 74 escaños de ventaja. Una caída generalizada en todas las circunscripciones, en particular en las que han sido el granero electoral de los socialistas en los comicios legislativos como Andalucía y Catalunya. En la comunidad que preside José Antonio Griñán, que también fue ministro con González, la pérdida llegaría a 11 escaños, y en el feudo de Carme Chacón, donde en el 2008 los socialistas obtuvieron el histórico récord de 25 escaños, el descenso podría ser de 9. Sin Andalucía y Catalunya no hay quien gane las elecciones en España, mas si tiene perdidas hace años las otras dos grandes comunidades: Madrid, donde, según el CIS, el PSOE podría todavía bajar 5 o 6 escaños más, y la Comunidad Valenciana, donde perdería 3.

LA RECONQUISTA/ Así que la vieja guardia vuelve al ruedo para buscar la remontada sobre todo en Catalunya y Andalucía, porque los socialistas confían en que en esos dos territorios aún cuentan con votantes, cabreados sí, pero dispuestos a dejarse reconquistar si les convencen.

La derecha ironiza con un regreso que parece un episodio de Cuéntame y algunos jóvenes dudan de la capacidad de González para atraer voto porque ya le ven mayor. Pero en el PSOE todos lo tienen claro. «Tanto Felipe como Alfonso mantienen el tirón en el electorado tradicional que nos abandona porque se ha sentido traicionado por las políticas económicas que hemos hecho pero que no votará al PP», aseguran dirigentes veteranos y novatos. «Hay que convencer a tres millones de votantes que ahora tienden a la abstención», dicen. La encuesta del CIS habla de un 31% de indecisos.

PRECEDENTES PROPICIOS / Donde González y Guerra siguen teniendo gancho es en las bases del partido, que también están desanimadas. Ponerles las pilas para que salgan a pelear el voto no es baladí, aunque parezca tarde. Guerra lo hace porque sigue siendo candidato por Sevilla, pero González decidió hace ya unos meses ponerse «a disposición del candidato», a la vista de una hipotética catástrofe que él insiste en que es superable, porque también en 1993 las encuestas decían que perdería por 12 puntos y ganó por 4 y en 1996, que la derrota sería por 15 puntos y solo fue «por 300.000 votos, poco más de un punto».

Con todo, los próximos al expresidente aseguran que no le preocupa tanto que el PSOE pierda las elecciones como que una gran derrota -que en ningún caso atribuiría a Rubalcaba- deje al partido a la deriva. «Cuando se perdió en el 2000, pese a los vaivenes que había pegado el partido, con las primarias que Borrell ganó a Almunia, la renuncia de Borrell y todo lo demás, el PSOE seguía teniendo una estructura fuerte, líderes de peso, poder territorial... Ahora el partido está muy débil», confesaba un veterano socialista. La pelea no solo es para salvar los muebles electorales; también es para evitar el deshaucio político del PSOE.