Las rebajas presupuestarias

El PSC apoya desde casa la protesta para desligarla de la lucha electoral

Pasqual Maragall y Jordi Hereu, con el lema de la campaña electoral del candidato socialista, ayer.

Pasqual Maragall y Jordi Hereu, con el lema de la campaña electoral del candidato socialista, ayer.

ALBERT OLLÉS
BARCELONA

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La estrategia del PSC para los comicios del 22-M se parece cada vez más a uno de aquellos inacabables combates de boxeo de la saga cinematográfica de Rocky, en la que el potro de Filadelfia aguantaba, renqueante, un alud de golpes para acabar remontando de forma épica en el último asalto. Si ya era difícil para los socialistas afrontar otra contienda electoral solo medio año después de su debacle del 28-N, con una dirección provisional a la espera del congreso de otoño, CiU en el Govern de la Generalitat y el PSOE en caída libre, el desarrollo de la primera mitad de la campaña ha complicado aún más las cosas. Tanto, que la dirección del partido ha optado por apoyar a distancia la manifestación de hoy en aras de evitar que la refriega electoral enturbie el éxito de la que puede ser la última opción de evitar el KO.

La decisión de los socialistas de votar, el martes pasado en el Congreso, contra la moción para reclamar el fondo de competitividad que sí respaldaron el resto de los diputados catalanes ha permitido a la federación desplazar del centro de atención el tijeretazo. Y ha abierto nuevas grietas en el PSC, como demostró ayer el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, al criticar una posición acordada por la ejecutiva de la que forma parte.

Ante este panorama, los socialistas afrontan la protesta con dos objetivos. Por un lado, que la imagen que quede sea la de una movilización popular, sin consignas políticas, contra los recortes anunciados por el Govern de CiU. Y por el otro, no caer en la estrategia de «confrontación» que, según la cúpula del partido, persiguen Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida para lograr el objetivo de que en la campaña se hable más en clave nacional -reeditando así el discurso del 28-N- que de política municipal.

PROVOCACIÓN DE DURAN / El líder de UDC, cuya rueda de prensa del lunes pasado frente al Ayuntamiento de Barcelona para criticar el voto del PSC en el Congreso fue considerada por los socialistas como una «provocación», insistió ayer en esa dirección. Duran aseguró en su carta web semanal sentir «vergüenza pública» del PSC porque sus votos en Madrid «no le sirven de nada a la hora de defender los intereses de Catalunya». El dirigente democristiano acusó a los socialistas de «menospreciar a la ciudadanía y ofender a su inteligencia» por culpar a CiU del fracaso de la negociación presupuestaria con el Ejecutivo central, y los hizo responsables directos de la crisis y del aumento del desempleo. «El paro forma parte del ADN socialista. O diciéndolo de otra manera, el ADN de los socialistas es el paro», sentenció.

DETRÁS DE LA PANCARTA / Siguiendo la máxima de que dos no se pelean si uno no quiere, la federación no podrá personalizar en ningún líder del PSC sus críticas a la protesta de hoy, ya que -pese a dar apoyo a la iniciativa- no estarán detrás de la pancarta. Varios responsables del partido insistieron ayer en desvincularse de «la convocatoria y la organización» de la marcha para marcar distancias respecto a cualquier acusación de intentar instrumentalizarla. Solo participarán, «a título individual», dirigentes que son militantes de la UGT, como los diputados en el Parlament Jaume Collboni y Eva Granados.

El PPC mantendrá una actitud similar de respaldo discreto, aunque motivado por la necesidad de hacer equilibrios entre la crítica a los recortes de CiU y la participación en un acto antiliberal. Esta es la razón por la que sí se han implicado a fondo ERC e ICV-EUiA, que además de enviar nutridas delegaciones portarán pancartas con lemas propios.