La réplica de los antinacionalistas

Rivera cree que Mas se acerca a Ibarretxe con su «transición»

Rivera se dirige a los diputados desde la tribuna del Parlament, ayer.

Rivera se dirige a los diputados desde la tribuna del Parlament, ayer.

TONI SUST
BARCELONA

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Albert Rivera seguía ayer conmocionado por la «transición nacional» que el candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, Artur Mas, anunció el lunes. El presidente de Ciutadans centró su intervención de respuesta al discurso de investidura del convergente en denunciar el rumbo que este propuso. El antinacionalista aseguró que la «transición nacional» es «una nueva pelotita en el patio para jugar» que lleva al «abismo» y que equipara al líder de CiU con el exlendakari Juan José Ibarretxe y su plan soberanista.

Rivera acusó a Mas de no acatar sentencias (la del Estatut y otras sobre el uso del castellano en Catalunya) y aseguró que Ciutadans no puede apoyarlo, como no pudo hacerlo con el presidente en funciones, José Montilla, porque ambos convierten el nacionalismo en uno de los ejes de su propuesta. Rivera precisó que sí está cerca de CiU en algunas cuestiones ligadas a la economía, y en este punto incluso se mostró dispuesto a colaborar con el futuro Govern, al que reclamó un recorte de la burocracia. Pero el espíritu de sus intervenciones fue la denuncia de nuevas amenazas soberanistas y de que CiU quiere perpetuar debates que atañen a la «Catalunya virtual» en lugar de a la Catalunya real.

'PEPEVERGENCIA' / El líder de Ciutadans no solo amonestó a Mas. También hizo lo propio, preventivamente, con el PSC y el PPC. A ambos les advirtió de que en el caso de que se abstengan mañana, facilitando la investidura del presidente de CiU en la segunda votación, serán «cómplices» de la senda que marca la «transición nacional» y, por lo tanto, de acercarse a lo que fue el plan Ibarretxe. Rivera preguntó a socialistas y populares si son partidarios de la sociovergencia o de la pepevergencia, una palabra nueva en la Cámara catalana.

Asimismo, Rivera criticó a Mas por no dedicar ni un segundo de su discurso de investidura a la corrupción y le pidió un pacto sobre esta cuestión. Anunció una oposición «responsable pero exigente».

Mas le contestó buscando el acercamiento en las cuestiones estrictamente ligadas a la gestión, a la economía, incluso al pacto contra la corrupción, pero al llegar al tema identitario le espetó que quizá él no esté de acuerdo con los postulados de CiU pero que el partido recibe «casi siempre» más de un millón de votos en las elecciones catalanas.

Ayer se pudo apreciar que Rivera y los suyos corren un riesgo por la llegada de la Solidaritat Catalana de Joan Laporta a la Cámara catalana. Los dos partidos que integrarán el Grupo Mixto fácilmente serán encasillados como los que solo hablan a favor de la independencia o en contra, respectivamente.