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Dos partidos, dos crisis

VICENÇ Villatoro

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Los resultados de las elecciones catalanas del 28-N han creado un clima de crisis en los dos partidos que salieron peor parados, el PSC y ERC. La proximidad de las municipales hace que la crisis se lleve con prudencia. Aun así, las formas de gestionarla en un partido y en el otro son diferentes. En parte, por la asunción personal de responsabilidades: el president, José Montilla, se ha apartado enseguida, mientras que en ERC no se ha producido nada semejante. Pero más allá de los debates sobre las personas, hay un viaje a las raíces de la crisis que los dos partidos están enfocando de forma distinta.

En el PSC existen hoy gran número de diagnósticos sobre qué ha pasado y por qué. Algunos son contradictorios y la batalla política -y la de nombres- será sobre cuál es el diagnóstico finalmente adoptado, cuál es la fórmula para salir adelante y quién la encarna. En el PSC hay conciencia de que se vive una crisis de identidad y que el brutal retroceso electoral precisa de explicaciones en tres grandes ejes. Primero, el retroceso general de la socialdemocracia, en tiempo de crisis. Segundo, la dificultad de establecer y explicar la identidad propia del PSC en las relaciones con el PSOE y en la asunción del catalanismo. Tercero, la fórmula de gobierno tripartito y sus dificultades para gobernar bien y para ofrecer un relato sobre el propio Govern.

Ninguna de las tres causas explica por separado el bajón del PSC. Pero las tres juntas, sí. Y en algunos casos habrá que optar por un diagnóstico: ¿ha perdido el PSC por ser demasiado catalanista, por ser demasiado poco catalanista o porque ha ido alternando una cosa y la otra en una especie de ducha escocesa? No es el único tema, pero es un tema. Y según cuál sea la respuesta, el PSC tendrá que cambiar en una dirección o en otra. Quizá en el cambio perderá algo. Quizá el antiguo perímetro, la antigua suma del PSC, ya no es posible hoy en día, en el escenario tensado por la sentencia del Constitucional. Pero el debate está enfocado.

Al contrario, ERC no tiene aún diagnósticos claros de lo que le ha pasado. No ha osado enfrentarse con las causas posibles de su derrota, sin esconder ninguna. Quizá porque una de esas posibles causas -la opción estratégica por el tripartito, especialmente por el segundo- nadie la menciona en voz alta, quizá porque toda la dirección de entonces, oficialistas y críticos, participó en la decisión. ERC ha entrado solo en un debate de nombres, pero esconde el debate sobre las causas. El PSC ya ha entrado en un debate más de fondo. Nada es garantía de nada, pero entender de verdad lo que pasó, sin autocensurar explicaciones, es un paso imprescindible para salir adelante.