A la sombra de Mas

¿En qué día estamos?

RAFAEL DE RIBOT

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Artur Mas atiende entre 10 y 12 compromisos diarios durante la campaña, entre actos políticos, mítines, visitas, entrevistas de distinto formato, comidas, etcétera. Lo que resulta sorprendente no es tanto que llegue a todo, sino que sepa en cada momento a quién tiene enfrente y lo que debe decir. Además, debe mantenerse informado, ya que al candidato se le supone conocimiento de todo lo que sucede y se le exige que tenga criterio formado sobre cualquier cosa. Concentrado en llegar a todo, responder a todo y estar con todos, a veces pierde la noción del tiempo. Esto le sucedió a Mas ayer, cuando fue incapaz de recordar en qué día estaba.

La anécdota es reveladora del hecho de que el aspirante no ha entrado aún en la cuenta atrás. Ahora mismo es como aquel piloto que ha conseguido la pole position, que ha hecho una buena salida y se ha puesto por delante desde el primer momento, que ha ido ganando ventaja en cada vuelta y que, concentrado en conseguir la mejor trazada en cada curva, no está pendiente ni de las vueltas que lleva ni de las que faltan. Solo se ocupa de la posición de los rivales o de cuánto falta para la línea de meta cuando su equipo le muestra la información en la pizarra. En el box ya hay quien está pidiendo gas a fondo para doblar a los adversarios, mientras otros alarmados dicen que es el momento de aflojar para no cometer errores. En las carreras, los momentos de duda son los que pueden hacerte fallar, mandarte al suelo y echarlo todo por la borda.

Mas ya no tiene dudas. Ha pasado su momento malo de la campaña sin bajar casi el rendimiento. Ahora vuelve a estar concentrado en cada curva y en cada vuelta. Y para ayudarse a mantener la guardia alta ha situado su objetivo final, su meta, mucho más allá que cualquiera de los otros.