El debate en torno al soberanismo

Montilla destaca el «radicalismo de Mas» frente a la etapa de Pujol

Montilla, entre Isidre Molas (izquierda) y Miquel Iceta, en la reunión de la ejecutiva del PSC, ayer.

Montilla, entre Isidre Molas (izquierda) y Miquel Iceta, en la reunión de la ejecutiva del PSC, ayer.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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Durante décadas, uno de los lugares comunes más asentados en la política catalana era el que sostenía que el PSC no se sentía cómodo cuando el debate giraba en torno a la cuestión identitaria. Sin embargo, a medida que los partidos van desvelando sus estrategias electorales, parece claro que los socialistas catalanes están dispuestos a sacar todo el partido posible a los guiños al independentismo que de forma cada vez más desacomplejada va lanzando CiU. El presidente de la Generalitat, José Montilla, dio ayer una nueva prueba al subrayar la gran distancia que, a su juicio, separa al actual proyecto convergente -«cada vez más radical», dijo- del que, encabezado por Jordi Pujol, gobernó Catalunya durante 23 años. Sorprendentemente, el líder de CiU, Artur Mas, le vino a dar la razón.

Montilla aprovechó una entrevista en COM Ràdio para dejar claro cuál será uno de los principales ejes del argumentario de campaña del PSC. «Artur Mas -afirmó- no es, desgraciadamente, ni el recambio de Pujol al frente de CiU. Por su radicalidad, por la poca precisión de sus mensajes, por su ambigüedad, su proyecto se parece muy poco a lo que significó CiU y al espacio central que ocupó». Y, tras proclamar una vez más que la propuesta socialista se basa en una nítida defensa del autogobierno y una apuesta por el federalismo, insistió: «[Los convergentes] son cada vez más radicales en el lenguaje, pero, respecto a los objetivos, no sabemos exactamente qué quieren, si apuestan por la independencia, si apuestan por hacer un referéndum o qué».

EL CAMBIO DE CiU / A la misma hora, pero en otra emisora (Catalunya Ràdio), Artur Mas contestó, a medias y sin saberlo, a algunas de las cuestiones planteadas por Montilla. Para empezar, asumió sin tapujos que, en lo que respecta a la relación de Catalunya y España, su planteamiento difiere del de su antecesor al frente de la federación. «Cuando se le preguntaba alpresidentPujol si admitía la posibilidad de que Catalunya tuviera un Estado propio independiente, él decía claramente que no -recordó Mas-. Eso ha cambiado. La posibilidad de que eso llegue, nosotros no la negamos».

No la niegan, pero, ¿la desean? Ahí el líder convergente se mostró menos claro. Subrayó que en el seno de la federación hay gente «claramente independentista», pero agregó que el términoindependentismo«ha pasado a la historia» porque los estados ya no son independientes sino «interdependientes». Al hilo de esta observación, apuntó que si Catalunya se independiza, «deberá tener un grado de entendimiento y convivencia con España». «Si llega ese día -abundó-, no será un día para desvincularnos por completo de España». Y, a modo de explicación, añadió: «La realidad es la que es: la mitad de la sociedad catalana tiene raíces familiares que la ligan al resto del Estado español».