mirador

Peajes de la tensión

VICENÇ Villatoro

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Antes de que el Tribunal Constitucional sacudiera la política catalana, el terreno de juego de las elecciones de otoño era la gobernación del día a día, dramatizada por la crisis. En las elecciones se disputaba la confianza de los ciudadanos en quién gestionaría mejor un momento difícil. No era un terreno de juego propicio para el tripartito, aunque era el que había escogido el president,José Montilla,al empezar la legislatura: hechos, no palabras. El tripartito no ha sido percibido como un buen modelo de gestión. Pero ha llegado la sentencia del TC, que da fuerza al debate en el eje nacional, y además lo tensa, lo polariza. Y eso genera un terreno de juego nuevo que complementa

–más que sustituye– el de la gobernación del día a día.

Este nuevo terreno de juego da esperanzas a algunos partidos, es indiferente a otros e incomoda de manera desigual a los dos grandes. Da esperanzas a fuerzas a la baja que tienen un perfil más nítido en el eje nacional que imagen de gestión: ERC y Ciutadans, pero también en Catalunya al PP. Especializados en la cuestión nacional –aunque confrontados–, preferirían que las elecciones fueran un referendo sobre la independencia y no un examen general a cada uno de los partidos. No es el caso de ICV, también un partido especializado, pero más en el eje derecha-izquierda que en el nacional.

La eclosión del nuevo terreno de juego incomoda a los dos grandes partidos: CiU y PSC. A CiU, porque quien va ganando no desea que le toquen el tablero de juego y porque necesita articular una mayoría donde se reúnan sensibilidades nacionales diversas. Con el eje nacional caldeado, esta convergencia entre catalanistas con horizontes diferentes tiene un plus de dificultad.

La mayor incomodidad es para el PSC. Ha intentado –y es una virtud– ser un partido que puedan votar a la vez los catalanistas y los españolistas moderados. Pero la sentencia va contra los moderados, a uno y otro lado: polariza, empuja hacia las puntas. Catalanismo y españolismo son dos cintas transportadoras que avanzan en dirección contraria. CiU solo está encima de la cinta del catalanismo, y puede desplazar su centro de gravedad. Pero el PSC, con un pie a cada lado, vive dramáticamente la separación. Si el electorado se radicaliza en las dos direcciones, la oferta moderada del PSC puede parecer demasiado poco catalanista para unos y demasiado poco españolista para otros. Y sufrir por lo tanto en las dos bolsas de electorado. Eso explica los equilibrios difíciles del president en los últimos días. No puede subir a una sola de las dos cintas. Pero se le están separando por momentos.