Los escándalos políticos

Bermejo entona el mea culpa y admite que no estuvo "a la altura"

MANEL MANCHÓN
MADRID

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Con una admisión sin paliativos de sus errores, los que le privaron del cargo y han ofrecido al PP munición para erosionar al Gobierno, se despidió ayer Mariano Fernández Bermejo. El exministro de Justicia no tuvo inconveniente en aceptar que no estuvo "a la altura de las circunstancias", aunque matizó que su equipo sí lo ha estado. Con esas palabras ofreció ayuda a su sustituto, Francisco Caamaño, y le animó a continuar "ese gran proyecto que es el proyecto socialista". El nuevo ministro ofreció diálogo a los jueces --cuyo pulso con el Ejecutivo los llevó a hacer huelga del 18 de febrero--, pero también les exigió responsabilidad.

Con el cambio de cartera, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero respiró ayer con alivio, incluso con cierta satisfacción. La sonrisa de la vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, era elocuente. Y también el rostro del portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, evidenciaba que el cese de Bermejo permite ahora a los socialistas trasladar toda la presión al PP, a cuenta de la trama de corrupción que investiga Baltasar Garzón. Otra cuestión es que es haber soltado lastre le baste al PSOE para lograr unos buenos resultados el próximo domingo en Galicia y el País Vasco.

AGRADECIMIENTO AL PRESIDENTE

Bermejo se despidió de su equipo y saludó con buena cara a quienes acudieron al acto de traspaso de poderes, en la sede del Ministerio de Justicia. Allí estaba el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Dívar, cuyo nombramiento Zapatero pactó el pasado año con Mariano Rajoy de espaldas a Bermejo. También el fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, junto a una nutrida representación de las carreras judicial y fiscal.

El exministro agradeció de nuevo a Zapatero "la oportunidad" que le brindó en el 2007 al elegirlo como ministro. Fichaje con el que el presidente pretendía frenar a la derecha judicial con un discurso contundente, pero que al final se ha vuelto en contra del Ejecutivo. Dirigiéndose a sus colaboradores en el ministerio, Bermejo se sinceró: "Quiero agradecer el trabajo a mi equipo, porque ha estado a la altura de las circunstancias, a las que probablemente yo no he llegado, pero ellos sí", aseguró a modo de despedida.

Para el Gobierno, atrás quedan la polémica cacería de Bermejo cacería con el juez Baltasar Garzón y una interlocución con el estamento judicial marcada por la tensión. El resto de la legislatura, apuntan fuentes gubernamentales, debe servir para reformar a fondo la administración de justicia mediante el diálogo y la colaboración. El golpe de timón de Zapatero es de 180 grados, motivado por el fracaso de Bermejo pero también por su elección d hace dos años ha resultado un fiasco.

ZAPATERO: "HA CAÍDO BIEN"

Prueba de ese cambio fueron las palabras de Zapatero en la toma de posesión de Caamaño, ante el rey Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela. Al preguntarle el Monarca cómo había caído el nombramiento del nuevo ministro, el presidente, en voz alta para que todos los presentes le oyeran, sentenció: "Ha caído muy bien, como era previsible". La designación de Bermejo, en cambio, fue muy contestado en el mundo judicial, y

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