Los efectos del cónclave convergente

Unió rechaza la oferta de fusión de CDC y recela del tono soberanista

JOSE RICO
BARCELONA

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Todo lo que funciona bien siempre se puede mejorar, pero nunca se debe cambiar de raíz. Sin esperar a la celebración de su congreso en octubre, Unió Democràtica (UDC) respondió así ayer a la oferta de fusión lanzada por su compañero de federación, CDC, durante el cónclave del pasado fin de semana. Era una respuesta tan previsible --Unió siempre había rechazado este extremo-- que hasta Artur Mas admitió no sorprenderle. Los democristianos quisieron zanjar pronto el asunto sobre la reformulación de las relaciones entre socios, quizá porque saben que su veto a la idea de los convergentes no supondrá ninguna sacudida en las bases de la federación nacionalista.

Los motivos que llevaron al comité de gobierno de Unió a no aceptar la voluntad de CDC, aprobada en ponencia por sus delegados congresuales, contenían una significativa carga de recelo. En primer lugar, porque consideran que cada partido tiene "su propio ADN" y temen que fundir ambos pueda diluir su "identidad". Sin embargo, la razón de peso que repitió una y otra vez el secretario general de UDC, Josep Maria Pelegrí, es el temor a que convertir la "efectiva herramienta electoral" que ha supuesto CiU en un único partido les haga perder la transversalidad de la que tanto ha presumido durante sus años de gobierno. "La federación se enriquece con la fuerza de ambos partidos. Una fusión nos haría perder la centralidad política que siempre ha identificado a CiU", afirmó Pelegrí.

PLURALIDAD

El recado a su socio convergente llega después de un congreso en el que CDC decidió elevar el tono soberanista de su discurso y colocar la casa gran del catalanismo como eje de su actuación futura. Tras la invitación del número dos de Convergència, Felip Puig, a que Unió ocupe una habitación de lujo en dicha casa, Pelegrí recordó, apelando a los 23 años de gobiernos de CiU, que "el catalanismo, cuando quiere, puede ser muy fuerte, pero cada uno desde su trinchera y respetando la pluralidad de identidades".

Y es que los democristianos no acaban de encontrar acomodo en el espacio ideado por Mas cuando escuchan sus pronunciamientos acerca de la autodeterminación y el derecho a decidir. "Más allá de la soberanía, hay vida. Con todo el respeto a las aportaciones que se hacen desde CDC, nosotros pensamos que hay una preocupación por los problemas de la gente con la economía", remachó Pelegrí.

ABIERTOS A MEJORAR

Por su parte, Unió sí se mostró abierta a reformular los mecanismos de relación con sus socios al considerar que "la federación es mejorable", pero reclamó su derecho a plantear sus aportaciones en este sentido en las ponencias que elaborará cara a su congreso. De hecho, Pelegrí se remitió a ese cónclave para decidir si su partido aceptará celebrar, como exige Convergència en su ponencia de organización, una conferencia nacional extraordinaria de CiU para revisar los métodos de confección de las listas en las elecciones municipales.

Tampoco Mas quiso poner fechas a una reunión entre CDC y UDC para mejorar su relación. Aseguró que es un debate que se pospondrá hasta septiembre, una vez que vuelva de vacaciones el líder democristiano, Josep Antoni Duran Lleida; lamentó el no a la fusión y apostó por mejorar los mecanismos federativos.