MARÍA TERESA FERNÁNDEZ DE LA VEGA: Una dama de hierro con gesto amable

Bajo la aparente imagen de fragilidad, María Teresa Fernández de la Vega es una mujer de carácter fuerte pero afable en el trato. Esta doctora en Derecho y autora de una decena de libros sobre jurisprudencia lleva 20 años en política y ha hecho historia al convertirse en la primera mujer que accedió a la vicepresidencia del Gobierno. Un hito que cobra un especial valor para una feminista convencida como ella. La prueba es que la primera vez que tuvo que sustituir a José Luis Rodríguez Zapatero como presidente reunió a todas las mujeres que trabajan en la Moncloa y se tomaron un vino para celebrar el histórico momento.

Asegura que la mejor época de su vida la pasó en Barcelona. Fue cuando, en 1974, después de aprobar las oposiciones, obtuvo su primer destino en la Magistratura de Trabajo número uno de Barcelona. En Catalunya conoció a colegas como José María Mena y Carlos Jiménez Villarejo y fue entonces cuando descubrió la independencia personal y afianzó sus ideales progresistas. Por la mañana vestían la toga y por la tarde conspiraban contra Franco.

A pesar de su larga trayectoria y de que se ha ganado a pulso la fama de ser la ministra más trabajadora, reconoce que pasa nervios ejerciendo como portavoz del Gobierno aunque cree que los periodistas le han enseñado a mantener la serenidad cuando toca responder preguntas incómodas. Sus detractores, que también los hay, la responsabilizan de los problemas de comunicación del Ejecutivo. Y entre los que le ayudan a superar los malos ratos está siempre su hermano, al que recurre cada vez que tiene un problema.

En su agenda casi no hay horas libres y las pocas que le quedan las aprovecha para recuperar tiempo de sueño, estar con sus amigos o escaparse a nadar. Se confiesa una apasionada del mar y de ello pueden dar buena cuenta sus vecinos en Vilanova i la Geltrú, a donde regresa cada verano para disfrutar de sus cortas pero tranquilas vacaciones.