Opinión |
Tras el 9J
Joan López Alegre

Joan López Alegre

Periodista y exdiputado en el Parlament

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Resaca electoral y día aciago para Sánchez

El presidente del Gobierno sale de las europeas magullado, con menos votos, con sus socios capitidisminuidos y divididos, y traicionado por Junts

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la candidata del PSOE, Teresa Ribera, durante el acto de cierre de campaña el pasado viernes en Fuenlabrada.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la candidata del PSOE, Teresa Ribera, durante el acto de cierre de campaña el pasado viernes en Fuenlabrada. / EFE/Borja Sánchez-Trillo

El presidente del Gobierno es un hombre optimista que a pesar de haber perdido las tres últimas elecciones siempre vende su resultado con entusiasmo, alegando que tales derrotas lo son por un margen mucho más estrecho de lo previsto. ¡Si festeja con tanto alborozo las derrotas, el día que gane se pondrá a la altura de Boris Johnson y sus míticas fiestas en el 10 de Downing Street durante la pandemia!

Las alegrías de Sánchez se parecen a las del día después de un equipo modesto que no ha salido vapuleado del Bernabeu; pero que tras la euforia inicial por no haber sido humillado, cuando mira la clasificación se ve en posiciones de descenso porque, aunque no se llevó un saco de goles, tampoco puntuó. 

El líder socialista se fue el domingo por la noche a Ferraz y celebró como una victoria quedar 700.000 votos por detrás de Feijóo, el doble que hace 11 meses, pero el día después fue nefasto.

La noche electoral dejó a Sánchez la mala noticia de la resurección de Podemos. El medio millón de votos obtenido por su exministra de igualdad, a la que echó del gobierno con cajas destempladas tras el fiasco de la Ley del solo sí es sí, obliga al líder socialista a tratar a los cuatro diputados morados en el congreso como un actor más en pie de igualdad a ERC, Junts, Bildu, PNV o Sumar.  

Sánchez resiste a trancas y barrancas, pero lo hace a base de fagocitar a sus socios a su izquierda. Con ERC, el PNV y Sumar en caída libre solo Bildu parece hoy un aliado sólido, pero insuficiente, para mantenerse en Moncloa. 

Las malas noticias se acumularon en el controvertido teléfono móvil del presidente el día después de las elecciones europeas. Primero fue la dimisión a medias de Yolanda Díaz tras el nuevo desastre de Sumar. El presidente deberá decidir si cuando lleve a cabo la crisis de gobierno para substituir a Teresa Ribera, que abandona el gabinete camino de la comisión europea, también incluye a Díaz entre los ceses. La ministra de sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García, se apresuró a anunciar que su partido abre un período de reflexión sobre su participación en Sumar, el anuncio sonó a un “si te he visto no me acuerdo” dirigido a Yolanda Díaz.  

Pero el descabello vino por Catalunya. ERC el domingo por la tarde tenía un pacto cerrado con el PSC para formar la mesa del Parlament de Catalunya, pero Marta Rovira cambió de idea a última hora y acordó la mesa con Junts entregado la presidencia a Josep Rull. Ahora el calendario de la investidura está en manos de Puigdemont y que Illa pueda someterse a la confianza de la cámara catalana ha quedado en el alero. 

En definitiva, Sánchez sale magullado de las europeas, con menos votos, con sus socios capitidisminuidos y divididos, traicionado por Junts; y aunque con toda seguridad pueda mantener la presidencia del gobierno quizás sea a costa de no aprovar ninguna ley ni decreto si no consigue que, con o sin mediador internacional, se desatasque la investidura catalana. 

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