Opinión |
El conflicto de Oriente Próximo
Joan López Alegre

Joan López Alegre

Periodista y exdiputado en el Parlament

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Sefarad contra sí misma

Es incoherente que el gobierno español reconozca a Ucrania el derecho a la defensa frente a la invasión de su territorio y le niegue ese derecho a Israel. 

Violento secuestro de mujeres soldado israelís en Gaza por parte de Hamas

Violento secuestro de mujeres soldado israelís en Gaza por parte de Hamas / CAPTURA VÍDEO EFE

Palestina fue reconocida por la ONU en 1948, pero la negativa árabe a convivir con el estado de Israel truncó la posibilidad de que dos estados democráticos coexistieran en paz. En 76 años de historia Israel no ha iniciado una sola guerra, pero ha tenido que defenderse de todas y ha pagado un alto precio por ello. 

No fue hasta 1986, con Felipe González en el gobierno, que España e Israel establecieron relaciones diplomáticas. Es un retraso histórico imperdonable si tenemos en cuenta que más de dos millones de judíos se declaran sefardís o procedentes de España, de donde fueron expulsados por los Reyes Católicos en 1492. Treinta y ocho años más tarde, Pedro Sánchez ha retrocedido en el tiempo hasta llevar a las relaciones entre ambos países a un punto equivalente a las que tenían en 1949 cuando Israel se negó a tener tratos con la España de Franco. 

Quizás Pedro Sánchez no lo sepa, pero las personas que tienen apellidos patronímicos, como él mismo, en algún momento de la historia tuvieron un pariente judío. Este dato biográfico no ha sido un obstáculo para que el presidente del gobierno haya utilizado un tema de política internacional y lo haya convertido en un tema de política doméstica.

Sánchez sobreactúa contra Israel por cuatro motivos. El primero de ellos es electoral y está relacionado con el dato que ofrece el Real Instituto Elcano relativo a que el 71% de los españoles son partidarios de reconocer a Palestina como estado. El segundo motivo, también relacionado con las elecciones europeas, es que polarizando la campaña electoral y atacando a Israel el líder socialista busca aumentar la participación y acercarse al PP, que va por delante en las encuestas. El tercer motivo, otra vez es electoral: en España viven 1,1 millones de árabes frente a solo 40.000 judíos. El cuarto, y no menos importante, es que, mientras la sociedad española discute acaloradamente sobre Israel y Palestina, deja de lado el escandalazo de la amnistía que se materializará el jueves en el congreso de los diputados. 

Ayer el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, visito nuestro país y tanto Sánchez como el Rey Felipe VI reafirmaron la convicción española de que Ucrania tiene derecho a defenderse ante la agresión rusa. Es incoherente que el gobierno español reconozca a Ucrania el derecho a la defensa frente a la invasión de su territorio y le niegue ese derecho a Israel. 

Palestina es hoy es un territorio dividido en dos que en la práctica está en guerra civil entre Gaza, gobernada por un grupo terrorista, y Cisjordania, donde hace diecinueve años que no hay elecciones. España reconoce hoy a un 'no estado' sin gobierno viable, con un pueblo tiranizado por terroristas o tiranos corruptos que se niegan a reconocer el derecho de Israel a su existencia y que celebran las violaciones y asesinatos, incluidos dos españoles, del 7 de octubre de 2023. 

Sánchez comete un error diplomático que solo busca evitar una derrota en las elecciones europeas y que, citando al mismísimo presidente del gobierno, nos sitúa en el lado equivocado de la historia junto a los hutís, los talibanes y los ayatolás iranís. 

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