Opinión | Apunte

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

Redactora jefe

El BOE está triste

La producción legislativa del Gobierno y del Congreso va camino de ser la más pobre que se recuerda nunca

La presidenta del Congreso, Francina Armengol.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol. / JJ Guillén

La patronal CEOE denunció hace unos días que las administraciones aprobaron tantas leyes en 2023 que que sus páginas pesarían como once vacas lecheras. Pero se podría decir que en 2024, el Boletín Oficial del Estado (BOE) está triste. Desde que se puso en marcha la actual legislatura solo han llegado al BOE dos leyes aprobadas por el Parlamento: la reforma de la Constitución para retirar el término 'disminuido' de la Carta Magna (en enero) y la ley de enseñanzas artísticas. La próxima semana se podrá sumar a tan magro balance la ley de amnistía, que se votará definitivamente en el Congreso el próximo jueves. Ni siquiera la otrora criticada afición desmedida del Gobierno por los decretos leyes ha dado frutos en esta legislatura: solo tres de ellos han llegado al Parlamento (y uno fue tumbado por el Congreso; los otros dos, están pendientes de tramitación parlamentaria como proyectos de ley).

La escasa capacidad legislativa de un Ejecutivo de coalición en el que no siempre las dos partes (PSOE y Sumar) están de acuerdo; la fragmentación de un Parlamento en el que los reveses al Gobierno llegan tanto por la izquierda como por la derecha; la sucesión de cuatro elecciones desde febrero (Galicia, País Vasco, Catalunya y, próximamente, las europeas) y la tortuosa tramitación de la ley de amnistía están detrás de la que va camino de ser la menor producción legislativa que se recuerda. En esta última semana, los votos de PP y Sumar han servido para tumbar el proyecto de ley contra el proxenetismo, impulsado desde el Consejo de Ministros. Además, el Gobierno ha tenido que retirar del orden del día del Congreso la tramitación del proyecto de ley del Suelo ante el riesgo de volver a sufrir la pinza PP-Sumar.

La capacidad el Gobierno para sacar adelante las reformas pendientes se acerca, en este momento, a cero. Solo cuando se despeje el escenario post-amnistía, post-elecciones europeas y post-formación de gobierno en Catalunya se podrá saber si será posible superar la actual discapacidad o si, por ejemplo, habrá que volver a prorrogar en 2025 los viejos Presupuestos de 2023. Mientras tanto, el BOE está flaco y triste.