Catalanismo activo
Ernest Maragall

Ernest Maragall

Expresidente del Grupo Municipal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A corazón abierto: ¿qué queda del PSC?

Hoy ERC es un referente indiscutible de coherencia y dignidad, con la máxima aspiración de libertad por Catalunya

El líder del PSC y candidato a las elecciones catalanas, Salvador Illa, interviene durante un mitin del PSC, a 4 de mayo de 2024, en Montmeló, Barcelona, Catalunya (España). El PSC celebra este acto de campaña electoral de cara a los comicios autonómicos que se celebrarán en Cataluña el próximo 12 de mayo. 04 MAYO 2024;PSC;PSOE;MITIN;CAMPAÑA;ELECCIONES;AUTONÓMICAS;12M;12 DE MAYO Lorena Sopêna / Europa Press 04/05/2024 / SALVADOR ILLA;Lorena Sopêna;

El líder del PSC y candidato a las elecciones catalanas, Salvador Illa, interviene durante un mitin del PSC, a 4 de mayo de 2024, en Montmeló, Barcelona, Catalunya (España). El PSC celebra este acto de campaña electoral de cara a los comicios autonómicos que se celebrarán en Cataluña el próximo 12 de mayo. 04 MAYO 2024;PSC;PSOE;MITIN;CAMPAÑA;ELECCIONES;AUTONÓMICAS;12M;12 DE MAYO Lorena Sopêna / Europa Press 04/05/2024 / SALVADOR ILLA;Lorena Sopêna; / Lorena Sopêna / Europa Press

Hace 12 años pedí la baja en el PSC, del que había formado parte desde su nacimiento en 1978. Y hace seis del día 23 de marzo de 2018, cuando algunos ingresaban en prisión, y otros, como Marta Rovira, marchaban al exilio, que pedí el ingreso en Esquerra. Convencido y comprometido. En este tiempo he hecho crítica directa a posiciones –o silencios- de los socialistas catalanes. Hoy, sin embargo, querría reflexionar desde otra perspectiva, a corazón abierto, desde la experiencia vivida y las convicciones personales.

En primer lugar, la sensación “física”, tanto o más que política, que yo no he abandonado mis convicciones de siempre, mientras que el socialismo “oficial” ha virado hacia posiciones más y más alineadas con las del liberalismo de la austeridad y el debilitamiento de los servicios públicos básicos. Precisamente las políticas que están en el origen de las crecientes desigualdades y la fragmentación social que hoy constatamos.

Y en segundo lugar, la evidencia de que el PSC ha abandonado el campo del catalanismo activo y comprometido. Se puede no estar a favor de la independencia y seguir actuando desde el catalanismo, evidentemente. Pero el PSC ha evolucionado hacia la subordinación al socialismo español, en clara deriva centralista, de la mano, ¡oh paradoja!, de la llamada “vieja guardia” y de los barones.

Una deriva que empezó en 2006 con la contribución decisiva en Madrid para deconstruir la propuesta de Estatut aprobada en el Parlament de Catalunya, que continuó hasta 2010 con el silencio frente la presión política-mediática-judicial preparatoria de la reducción a la nada del Estatut por parte del Tribunal Constitucional, y que creció de 2010 a 2012, cuando se opuso frontalmente a la oleada, primero de respuesta y después de construcción de un proyecto político basado en el ejercicio del derecho de autodeterminación. Un concepto, por cierto, que había aparecido poco antes en congresos y programas electorales propios. El mismo concepto que me llevó en otoño de 2012 a mi ruptura de la disciplina de voto en el Parlamento, con la sanción orgánica correspondiente.

Este es el punto de inflexión del recorrido imparable del PSC hasta la actual situación de renuncia de todo aquello que lo había definido desde el 1978: ni grupo parlamentario propio; ni reforma de la financiación catalana; ni grandes infraestructuras, con Rodalies como gran ejemplo; ni el catalán en Europa; ni recuperación de los elementos simbólicos de la memoria histórica, como la comisaría de Via Laietana. Ni tantas otras. Una trayectoria de renuncia compensada en dirección contraria por el entusiasmo en el combate del estado contra la aspiración catalana.

En octubre de 2017 vimos como apoyaba firme el 155 por la famosa “teoría de las consecuencias”, según la cual los poderes del Estado -los tres, parecía, inmutables e imperturbables- no podían hacer nada más que reprimir intensamente el movimiento catalán por la libertad y la independencia. Eso sí, negando y ninguneando el carácter pacífico y democrático de la movilización popular más importante en Europa desde Mayo del 68. Y hasta hoy.

Ahora podemos decir muy fuerte que tendremos la amnistía no gracias, sino a pesar del PSC. Tendremos nueva financiación a pesar del PSC y avanzaremos hacia el referéndum acordado y vinculante también a pesar del PSC.

Esquerra en este tiempo, en cambio, ha sabido salir del territorio seguro del independentismo como respuesta para todo y ha ido ampliando espacio y ambición transformadora. Hoy Esquerra es mucho más socialista que el PSC, es genuinamente feminista y está inequívocamente comprometida internacionalmente ante el reto del cambio climático. Hoy ERC es un referente indiscutible de coherencia y dignidad, con la máxima aspiración de libertad por Catalunya. ¿A quién puede extrañar, pues, que Esquerra vaya ocupando gradualmente la centralidad de la izquierda catalanista?

Ante el silencio y la complicidad con la represión del PSC, Esquerra ha liderado la estrategia negociadora y ha iniciado la reconstrucción del país. Un país tan libre como digno, tan equitativo como cohesionado, entorno a una idea clara de ciudadanía que convoque y que cuente con los 8 millones de catalanas y catalanes.

Es exactamente lo que está en juego el próximo 12M y el que define el proyecto encabezado por el president Pere Aragonès: construir el país desde la complicidad activa con la ciudadanía, contando con el talento, la creatividad y el compromiso que la sociedad catalana ha sabido acreditar una y otra vez a lo largo de la historia.

En todo el país y en (casi) todas las organizaciones políticas hay buena gente; también, está claro, en el PSC. Conozco a muchos y sé su convicción honestamente socialista. Por eso también me atrevo a ofrecer proximidad y entendimiento, pero también pidiendo reflexión y retorno a la idea y a la acción catalanista y progresista que fue el origen común de tantos y tantas.