Demanda tensionada
José María Raya

José María Raya

Catedrático del Tecnocampus-UPF.

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La vivienda en España: hay un rinoceronte en la montaña

Informes y expertos opinan que la magnitud del problema hace difícil vislumbrar actuaciones aisladas de corto plazo efectivas y que se necesita una política consistente a largo plazo

Imagen de una promoción de viviendas en construcción.

Imagen de una promoción de viviendas en construcción.

“Hay un elefante en la habitación” es una expresión metafórica anglosajona que hace referencia a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir. La vivienda en España es más bien un rinoceronte en el pico de una montaña. El problema no solo es obvio, sino que tiene una magnitud enorme, es peligroso en términos generacionales y, aunque todo el mundo habla, se opina y se trata en exceso con palabras vacías, que solo producen un eco en medio de la montaña. 

En el reciente informe anual del Banco de España, se realizó una radiografía completísima del problema de la vivienda en España: “El menor dinamismo de la oferta de vivienda en el período reciente, en comparación con la robustez de la demanda, ha supuesto un importante soporte al crecimiento de los precios de compraventa y de alquiler de vivienda”. En cifras: cada año se generan unos 275.000 nuevos hogares en España cuando se construyen poco más de 100.000 viviendas nuevas. Así llevamos 15 años. El estoc de 2008 se ha convertido en escasez. Y ha trasladado esa demanda al mercado de alquiler que se ha ido progresivamente tensionando. 

A pesar de un cierto deterioro motivado por la reciente subida de tipos, los problemas financieros de los propietarios no son relevantes en términos agregados, lo que no excluye la existencia de algunas familias vulnerables. Las hipotecas de los últimos años, las más sensibles a las subidas de los tipos de interés, han sido fundamentalmente fijas. 

El problema de accesibilidad de la vivienda, se concentra en el mercado de alquiler. Ahí estamos peor que la media europea en el porcentaje de familias que dedican más de un 40% de su renta al alquiler. Un reciente informe del BCE, también apunta por ahí, pues, muestra que en el quintil de ingresos más bajo, más del 60% de los hogares están sobrecargados, especialmente los que alquilan. Y ello tiene consecuencias para sus decisiones de consumo, de formación, inversión y natalidad.

Informes y expertos opinan que la magnitud del problema hace difícil vislumbrar actuaciones aisladas de corto plazo efectivas y que se necesita una política consistente a largo plazo. Al mismo tiempo, se muestra la regulación de precios como una política de efectividad limitada en el corto plazo y con efectos indeseados para la oferta en el medio y largo plazo. Se necesita más oferta (sobre todo social, pero también privada) principalmente en alquiler, más y mejores incentivos a la demanda y a la oferta y una tributación a la vivienda más similar a la de la UE que dedique la recaudación a la política de vivienda pública. Si nos creemos que la vivienda es el tercer pilar del estado del bienestar, se debe demostrar con recursos no con palabras: dedicamos un tercio de lo que dedica en media la UE. Y acompañar con medidas en otros mercados relacionados como en el mercado de trabajo. Políticas que no son un brindis al sol. Que cuestan dinero. Avaladas por la ciencia económica. Políticas que no se queden en un eco vacío, sino que nos permitan bajar al rinoceronte del pico. 

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