Tras las elecciones vascas
Pilar Rahola

Pilar Rahola

Periodista y escritora

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Todos ganan

Si Bildu ha ganado posiciones de liderazgo, el PNV lo ha mantenido con notable fortaleza, además de retener la presidencia y poner de largo un Pradales que augura buenos momentos políticos

MAPA | Resultados de las elecciones en el País Vasco por provincias y municipios

¿Quién ha ganado las elecciones vascas 2024?

El PNV celebra ser la primera fuerza en Euskadi

El PNV celebra ser la primera fuerza en Euskadi / VÍDEO: PI STUDIO

Todos han ganado, y es verdad. Esta letanía que se repite cada noche electoral, en general, con el ridículo añadido de los que intentan ponerle una sonrisa forzada a la derrota, ha resultado cierta por una vez, aunque parezca un delirio de la aritmética. Obviamente, son éxitos de diferente importancia, en función de las expectativas, pero todos vuelven a casa con un triunfo en el bolsillo, sea una copa o una mención.

Todos, a excepción de Podemos, que ha pasado de ser el partido más votado en las generales de 2016 a sufrir un descalabro que lo deja en la irrelevancia, haciendo efectiva la letanía de la eterna fragmentación de “la izquierda a la izquierda”, con los resultados catastróficos correspondientes. La tendencia que marcaron las gallegas y consolidan las vascas tendrán que pasar todavía por más pruebas electorales antes de la catarsis, pero parece evidente que este es un mundo ideológico que encajaría en aquello que Einstein definía como locura: hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. En todo caso, de la pugna Podemos-Sumar, los de Yolanda Díaz han salido con mención honorífica y su escaso resultado les permite recuperar parte del oxígeno perdido en las gallegas. Una cosa parecida pasa con Vox, que ha mantenido el escaño agónico. La conclusión: Euskadi no es tierra para los extremos españoles, sea la extrema derecha o la izquierda extrema.

A partir de aquí, todo son alegrías en la casa de los otros, tanto en cuanto a los dos grandes españoles, como a los de obediencia vasca, con dos ganadores en podio: Bildu, situado en posición de 'sorpasso' a los 'jeltzales' hegemónicos; y el PSOE, que ha conseguido tres éxitos: mejor resultado electoral, posición decisiva para la gobernabilidad y la enésima demostración de que el ruido madrileño es un globo hinchado por los micrófonos de la 'villa y corte', confirmada la hipótesis de que Madrid es un extraterrestre político. No solo no ha sufrido ningún desgaste por la amnistía -más bien al contrario-, sino que tampoco se ha impuesto el espantajo del 'contra ETA vivíamos mejor' que el PP saca a pasear con recurrencia y pérfida oportunidad. Sea como fuere, el PSOE ha sacado pecho en las vascas y el frágil hilo que mantiene el poder de Sánchez se ha reforzado.

También ha recuperado oxígeno el PP, pero de los tres objetivos marcados -salir del ostracismo, conseguir opción a los pactos y dejar fuera Vox-, no ha conseguido ninguno. Feijóo puede apuntarse el éxito de revertir la caída libre que sufría desde hace seis elecciones, pero le hacía falta borrar a Vox de la ecuación y no le ha salido. Mención, pues, sin copa.

La copa la han obtenido a la par, y por motivos contrapuestos, los dos partidos vascos: el PNV y Bildu. La izquierda aberzale no han perpetrado el anhelado -y precipitadamente anunciado- 'sorpasso', pero han sacado un resultado extraordinario que pone los cimientos de un cambio de paradigma, con una generación joven que ha sabido transitar por el periodo post-ETA y sacar rédito de un PNV que sufre un evidente desgaste. Este ha sido un proceso estructurado en dos parámetros: una acentuación de las posiciones de izquierdas, con una paciente estrategia de alianzas con las izquierdas españolas; y una renuncia sutil del independentismo, a caballo de las renuncias que ha hecho ERC, su homólogo catalán. Bildu es un tipo de PNV 2.0, más progre, más radical y con la independencia al baño María, transmutada en soberanismo a la vieja manera pujoliana. Y si Bildu ha ganado posiciones de liderazgo, el partido de Sabino Arana lo ha mantenido con notable fortaleza, además de retener la presidencia y poner de largo un Pradales que augura buenos momentos políticos. Ha perdido la hegemonía, pero no la ‘pole position’, y ambos sumados, con 54 de los 75 diputados de la cámara, han ofrecido un Eusko Legebiltzarra ampliamente soberanista. Otra cosa es que este dato no sirva para nada, en función de las alianzas.

En todo caso, y como final, el resultado ofrece dos derivadas que suman en la cuenta hasta ahora escasa de Sánchez: el abrazo del PP al PNV se aleja, obligados los 'jeltzales' a mantenerse cerca del calor socialista; y Bildu no podrá radicalizar posiciones, obligado a mantenerse en el espacio central para garantizar el anhelado 'sorpasso'. Nuevamente, el funambulista Sánchez se mantiene en la cuerda floja sin caer. Siguiente equilibrio: las catalanas.