Elecciones vascas
Joan Tapia

Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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Ortuzar, el hombre clave

El arriesgado relevo de Urkullu por el más nuevo y joven Padrales ha sido decisivo para que el PNV siga siendo el primer partido y que Bildu no haya logrado el sorpaso

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, durante el mitin con el que la formación jeltzale ha concluido la campaña electoral en Bilbao

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, durante el mitin con el que la formación jeltzale ha concluido la campaña electoral en Bilbao / H.BILBAO-EUROPA PRESS

Tal como se había previsto, la estabilidad parece garantizada en Euskadi. El PNV sigue siendo el primer partido -ha ganado por 370.000 votos contra 341.000 de Bildu las elecciones- y aunque ha bajado de 31 a 27 escaños (los mismos que tienen los de Otegi y Otxandiano), el previsible pacto con el PSE (que sube de 10 a 12 diputados) suma 39 escaños, uno por encima de la mayoría absoluta de 38.

Además, esta ya experimentada coalición de gobierno entre el PNV y el PSE es la preferida, según todas las encuestas, por la mayoría de electores. Bastante por encima de los partidarios de un pacto nacionalista PNV-Bildu, que tendría 54 escaños (el 72% del parlamento) que no se va a producir. El máximo dominio del nacionalismo en todas las legislaturas vascas no va a ser tampoco un factor de inestabilidad porque tanto el PNV como Bildu no priorizan la independencia que tiene un apoyo de solo el 23%, contra el 38%. Tras la desaparición de ETA y el fracaso del plan Ibarretxe, Euskadi parece, pues, razonablemente satisfecha con el concierto económico y aspira, eso sí, a una mejora pactada del autogobierno. La relación con el Gobierno de Madrid tampoco parece, pues, que vaya a sufrir grandes sacudidas.

Ha habido, sí, estabilidad, pero también un cambio político relevante. Por primera vez Bildu, que sube 6 escaños, empata en diputados con el PNV porque las tres provincias tienen los mismos escaños (25) y Bidu ha ganado en Guipúzcoa y Álava, con menos electores que Vizcaya. Aún y así la distancia en votos entre PNV y Bildu (35,2% a 32,5%) es mucho menor que la de once puntos (39,1% a 27,9%) de hace cuatro años, lo que indica no solo que Bildu ha subido, sino que tenía mucho viento a favor. ¿Por qué? Bildu es la única alternativa vasca implantada a un PNV que ha gobernado desde 1980 (excepto el periodo de Patxi López de 2009-2012) y como ETA dejó de matar en 2011 (y se disolvió en el 2018), una parte del electorado ve en Bildu (coalición de tres partidos, de la que solo Sortu, el principal, es heredero de Batasuna) un actor político más y la única opción frente al statu quo.

Además, Bildu ha subido seis escaños porque se ha comido tres de los seis que Podemos tuvo en 2020. Los otros tres han ido dos al PSE y uno a Sumar. Podemos, que ganó las legislativas vascas en el 2015 y 2016, ha desaparecido mientras Pablo Iglesias pasaba de aspirante a poderoso vicepresidente de Sánchez a propietario del bar Garibaldi. Y la coalición de Yolanda Díaz no parece poder sustituirle, al menos en Euskadi. Pero los otros tres diputados (de seis) que sube Bildu tienen que venir del PNV, que pese a ganar votos ha bajado su porcentaje en las tres provincias. 

"La estabilidad en Euskadi está garantizada con la repetición de la ya tradicional coalición entre el PNV y el PSE. Los socialistas suben dos escaños y compensan el retroceso del PNV. Euskadi pedirá más autogobierno, pero la relación con el Gobierno del PSOE seguirá igual"

Había, pues, viento (no huracán), principalmente entre el electorado más joven, a favor de un cambio que encarna Bildu, con una imagen menos sesgada por el relevo público de Otegi, 65 años y el histórico líder de Batasuna del cese de la violencia, por el más joven candidato Otxandiano, de 40 años. El PNV, pese a su buena valoración, acusaba su larga estancia en el poder y el lendakari Urkullu llevaba ya tres legislaturas (12 años) y aunque bien puntuado recordaba las antipáticas restricciones durante la pandemia. Con Urkullu, el PNV habría tenido sin duda más desgaste. No ha sido así por el arriesgado y hábil relevo como candidato por Imanol Pradales, un año más joven que Otxandiano.

Y esta operación ha sido dirigida por el presidente del PNV desde el 2013, Andoni Ortuzar que fue antes presidente del PNV de Vizcaya (2008-2013) y director (1999-2008) de EiTB, la radiotelevisión vasca. Ortuzar (61 años) es pues un veterano y pragmático político, y no solo ha sido la clave del relevo de Iñigo Urkullu por Imanol Pradales, sino que es el que decidió votar la moción de censura contra Rajoy (poco después de haber votado sus presupuestos). El PNV no podía arriesgar ir a elecciones frente a Bildu habiendo continuado sosteniendo al PP en aquella votación. Y no solo vigila Madrid, sino que conoce bien Catalunya (en especial a la antigua CiU) y es asistente fijo a los almuerzos que organiza Luís Conde en el Empordà. Parece que ha tenido alguna relación en la recomposición de puentes ente Pedro Sánchez y Puigdemont.

Las elecciones vascas tendrán también consecuencias en la política española. Habrá que analizarlas.

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