Limón & Vinagre
Josep Cuní

Josep Cuní

Periodista.

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Aitor Esteban: la sabiduría de los indios

El diputado del PNV en el Congreso acumula la experiencia suficiente y dispone de la perspectiva necesaria para analizar la gravedad de la escalada dialéctica en el hemiciclo

La ministra de Igualdad, al PP: "¡Qué terrible falta de respeto a la igualdad, machismo reaccionario el que se ha escuchado por parte del PP!"

La lección de rugby y política de Aitor Esteban en la investidura: Diccionario oval para principiantes

Archivo - El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban

Archivo - El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban / PNV - Archivo

La vida política se ha convertido en un lodazal. Que siempre se haya visto así no justifica su actual densidad. Que su nivel sea proporcional a sus correspondientes tiempos tampoco explica por qué ha decidido traspasar la línea que debería separar lo público de lo privado, embarrando el terreno y mezclando tantos ingredientes que, al final, todo se confunde.

El álgido nivel de convulsión actual, auspiciado y exagerado por las redes y digitales de dudosa ética, siempre beneficia a quienes atacan porque el tiempo, convertido en torbellino, confunde el punto de partida y desdibuja la defensa que, a su vez, es también lanzallamas. Por esto, mientras busca culpables, la responsabilidad se pierde en el cruce de acusaciones que hoy les iguala a todos en insensatez. Aun así, hay grados.

El diputado popular Jaime de los Santos, que en su turno de control al Gobierno del miércoles se interesó por las razones que empujan a los jóvenes a ser desafectos al feminismo, subió decibelios rizando el rizo de las tensiones mezclando temas, confundiendo conceptos y exacerbando los ánimos de la ministra de Igualdad, que le respondió con un triple clamor de vergüenza recordándole el drama actual por los diversos crímenes machistas y vicarios que han conmocionado a la ciudadanía. La posterior ratificación de la provocación en redes por el propio diputado trasladó el nivel de tensión a una sociedad que ya la percibe en sus círculos más cercanos.

En medio de esta confrontación sin límite, que parece hija de los peores momentos de los episodios nacionales, en los que todo se reduce al conmigo o en mi contra, una voz nítida se impuso al ruido mostrándose horrorizado y tildando de lamentable y vergonzoso el espectáculo.

Aitor Esteban Bravo (Bilbao, 21 de junio de 1962) tiene motivos para exclamarse. Diputado en el Congreso desde hace veinte años, acumula la experiencia suficiente y dispone de la perspectiva necesaria para analizar la gravedad de la escalada dialéctica en el hemiciclo. Defensor claro de sus posiciones e irónico en sus ejemplos, sus negativas suelen ir acompañadas de alternativas y sus avales de condiciones que le permiten posteriores reclamaciones ante potenciales incumplimientos. Lo saben bien los socialistas, con quienes comparte alianza en Madrid y sociedad gubernamental en el País Vasco. También los populares por acuerdos pasados y a quienes ha dejado siempre clara que es la línea roja con Vox la que les separa de cualquier colaboración. Y aunque la equidistancia no está en sus mejores momentos y las próximas elecciones del 21 de abril en Euskadi la pondrán a prueba, la voluntad de negociar siempre con quien gobierne España para beneficiar el autogobierno de aquella comunidad histórica sigue siendo la brújula que le permite dirigirse al norte con resultados y sin estridencias.

Perfiles como el de Aitor Esteban hacen entender que la política vasca produzca ciertas envidias en Catalunya, donde los aspavientos constantes se resuelven con mejoras menores. O sin ellas. Cuestión de habilidad.

Es probable que el considerado mejor orador del Congreso, en su calidad de profesor de Historia y cultura de Norte y Mesoamérica, se aplique la sentencia de los dakota, que recomienda pensar lo que se quiera pero sin olvidar que tienes que convivir todos los días con tus propios pensamientos.

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