La gala de los Oscar
Albert Soler

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Periodista

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'Ricard Ustrell goes to Hollywood'

El tique de una habitación de hotel en Hollywood más cena del servicio de habitaciones, le convierten a uno en candidato al premio Ondas

Ricard Ustrell tomará el relevo de Laura Rosel en la dirección de 'El matí de Catalunya Ràdio'.

Ricard Ustrell tomará el relevo de Laura Rosel en la dirección de 'El matí de Catalunya Ràdio'. / CCMA

Podría pensarse que ir hasta Hollywood para informar de los Oscar desde un hotel, como hicieron Ricard Ustrell y todo su equipo radiofónico, es un derroche de dinero. Seguirlo por televisión puede hacerse desde la pensión Margarit, en Gerona, que es donde nos dábamos revolcones cuando no habían llegado aún a esta ciudad de provincias los 'meublés 'y sus habitaciones por horas, eso sí que fue un avance y no el genoma humano. Por un módico precio, casa Margarit ofrecía una sábana más o menos limpia, un bidet, un viejo televisor, una mesa de madera y una silla, que es cuanto se necesita para amarse o para retransmitir no solo los Oscar, sino hasta la final del Mundial de fútbol sin salir de esas cuatro paredes, y eso que le ahorraríamos al contribuyente.

Sería un derroche, efectivamente, si quien viaja se lo tuviera que pagar de su bolsillo, pero ya que lo pagamos entre todos, es lo menos que se puede pedir de Catalunya Ràdio, a ver cómo iba, sino a justificar su presupuesto. No estoy muy puesto en esas nuevas formas de periodismo; seguro que lo que se lleva hoy es retransmitir actos desde la habitación del hotel, así lo que te gastas en el viaje lo ahorras después en alquilar un 'smoking' para asistir al evento. Puedes radiarlo en calzoncillos sin que nadie se entere. O tumbado en la cama. O sentado en el retrete. Las posibilidades son infinitas, tal vez Ustrell las ensayó todas, la gala de los Oscar es larga y da para ir cambiando de postura y de ubicación. Sin salir del hotel, claro

Ayer le pedí a mi director que me pague viaje y estancia en el Shangri-La de Londres, para informar de los últimos líos de la casa Windsor, que eso vende.

- ¡Pero si tú ni siquiera hablas inglés!

- Eso da igual, señor director, no pienso salir del hotel. Ya me iré informando con TVE Internacional y el twitter de Pilar Eyre.

Ricard Ustrell no es de los que le ahorran dinero al contribuyente. Un buen periodista sabe que está mejor considerado cuanto más gasta. Uno le presenta al director la factura de la pensión Margarit más un bocadillo y queda como un plumilla de andar por casa. En cambio, el tique de una habitación de hotel en Hollywood más cena del servicio de habitaciones, le convierten a uno en candidato al premio Ondas, aunque el resultado sea el mismo. A Ustrell le gusta pisar el terreno. No el Teatro Dolby, que ahí no le dejaban entrar, pero sí por lo menos a Los Ángeles, al fin y al cabo, los oyentes de Catalunya Ràdio no son muy exigentes, a esos les saludó Mònica Terribas con “bon dia, ciutadans de la República Catalana” y ahí siguen la mayoría, en su republiqueta y ajenos a la realidad. Qué más les da todo.

Ustrell sigue la senda de legendarios corresponsales de guerra, que iban al Líbano y en toda su estancia no se movían del bar del hotel, desde donde escribían sus crónicas según lo que oían en la radio. Ayudados por los gintonics, de ahí salieron expertos en conflictos bélicos que no han oído jamás otro tiro que los de la feria del pueblo, así que bien puede convertirse Ustrell en experto en Oscars sin ir nunca al cine. Basta con seguir la gala desde un hotel que era como la pensión Margarit, aunque sin bidet en las habitaciones.

Lo más destacado, la gran exclusiva que justifica todo el dispendio, es que la consellera de Cultura, Natàlia Garriga, visitó la habitación de Ustrell: si bien lo que hicieron ambos en un hotel de Los Ángeles podían hacerlo igual en la pensión Margarit. Me refiero a comentar los Oscar, por supuesto. Sucede que también el departamento de Cultura tiene que justificar su presupuesto y, puesto que no sirve para nada, que sirva por lo menos para que su responsable viaje un poco, a ver si es verdad que viajar culturiza.

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