Vivienda
Jordi Puntí

Jordi Puntí

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

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Contra la picaresca de los alquileres

La nueva ley es un paso importante hacia la normalidad, pero no será suficiente. Los propietarios más avariciosos ya están buscando alternativas como el alquiler temporal, o sacando los pisos del mercado para tensarlo más

Estos son los 140 municipios de Catalunya en los que se limitará el precio del alquiler de pisos | Mapa, lista y buscador

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Un cartel oferta una vivienda en alquiler.

Un cartel oferta una vivienda en alquiler.

Este miércoles será un día importante para los que buscan piso desesperadamente. El día 13 entra en vigor la nueva ley de regulación de alquileres en 140 municipios catalanes. Quien ahora mismo patrulle el mercado de alquiler se habrá dado cuenta de que, últimamente, había subidas de precio repentinas y, al mismo tiempo, una bajada preocupante de la oferta. Además, algunos propietarios han aprovechado estos últimos días para proponer a sus inquilinos actuales prórrogas desesperadas. Señales de nerviosismo, vamos.

Hace décadas que muchos inquilinos de Barcelona viven desprotegidos ante unas leyes que favorecían la especulación en beneficio de los visitantes ocasionales, especialmente los turistas. La tendencia se ha corregido con algunas sanciones, pero ahora con leyes para frenarla en serio harán falta medidas para que el acceso a la vivienda no sea un lujo.

La ley de arrendamientos urbanos de 1994 liquidó la tranquilidad de los alquileres de renta antigua y, a su vez, fijó una picaresca de los precios y las condiciones (sobre todo, por parte de los rentistas y grandes tenedores), reforzada por las comisiones de las agencias y los depósitos que al final del contrato casi nunca se devolvían. Es un modelo a medio camino de dos tendencias: el liberalismo extremo de países como Estados Unidos o Inglaterra, donde los alquileres suelen cobrarse por semana y así se recaudan trece mensualidades al año, y la regulación civilizada de Alemania, donde los derechos y deberes del propietario —con detalles tan básicos como alquilar el piso limpio y pintado— limitan la especulación y dan al inquilino una seguridad a largo plazo, es decir, mayor bienestar social.

La nueva ley es un paso importante hacia la normalidad, pero no será suficiente. Los propietarios más avariciosos ya están buscando alternativas como el alquiler temporal, o sacando los pisos del mercado para tensarlo más. Si se quiere tener una clase media fuerte, que haga avanzar al país con mayor capacidad de ahorro entre los jóvenes, tarde o temprano habrá que desactivar estas nuevas formas de especulación. Esto, por suerte, todavía no es Manhattan.

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