Opinión

Eliseo Oliveras

Grandes planes pero pocos fondos en la UE

Sede de la Comisión Europea, en Bruselas.

Sede de la Comisión Europea, en Bruselas.

La Unión Europea (UE) efectúa grandes presentaciones de ambiciosos planes sin respaldarlos con los fondos adecuados para materializarlos. La Comisión Europea ha presentado esta semana la Estrategia Europea de Industria de Defensa para potenciar el desarrollo de su industria militar y reducir la enorme dependencia exterior de la UE en materia de armamento y equipamiento militar (el 63% comprado a Estados Unidos y el 78% del total fuera de la UE). Pero la financiación prevista se limita a 375 millones de euros anuales para el conjunto de los 27 estados miembros.

Hace un mes, las instituciones de la UE pactaron el texto final del reglamento de la Industria de Cero Emisiones Netas para competir con la legislación norteamericana de transición energética y tecnológica Inflation Reduction Act (IRA). Pero mientras la ley norteamericana va acompañada de masivas subvenciones equivalentes a 336.000 millones de euros, la ley europea no prevé ninguna financiación específica y se limita abrir a puerta a subvenciones nacionales. El Pacto Verde para la transición energética europea tampoco va dotado de financiación suficiente y traslada la mayor parte de los 620.000 millones de inversiones anuales adicionales requeridos para lograr los objetivos a los ciudadanos, al sector agrario y a las empresas.

La Comisión Europea exige a los gobiernos nacionales planes de ajuste presupuestario desde este mismo 2024, mientras reconoce al mismo tiempo que son indispensables para el futuro de la UE inversiones multimillonarias en la transición energética, la recuperación del retraso tecnológico acumulado, la transformación industrial y el reforzamiento de la capacidad de defensa. A esta imposible cuadratura del círculo, hay que añadir la desatendida subsanación del déficit y malestar social acumulado por el aumento de la desigualdad, la pérdida de poder adquisitivo, el deterioro de los servicios públicos de educación, sanidad y transportes, la falta de vivienda asequible y las infraestructuras pendientes, así como los nuevos costes para adaptarse a los efectos del cambio climático (sequía, inundaciones, olas de calor, daños costeros y pérdida de playas).

Francia y Alemania

Francia, por ejemplo, ha adoptado un ajuste presupuestario de 10.000 millones este año y planea otros 20.000 millones en 2025. Alemania también ha tenido que recortar sus presupuestos en 60.000 millones y prevé otro ajuste de al menos 45.000 millones en 2025. Uno de los detonantes de la actual revuelta agraria en la UE fue el aumento de los impuestos en el gasóleo agrícola en Francia y Alemania en el marco de los planes de ajuste y las medidas del Pacto Verde.

El expresidente del Banco Central Europeo (BCE) y 'salvador' del euro, Mario Draghi, explicó en el Consejo informal de Ministros de Economía y Finanzas de la UE del 24 de febrero en Gante (Bélgica) que la UE necesita invertir una cantidad de dinero gigantesca en un plazo relativamente corto de tiempo. Draghi subrayó que la brecha entre Estados Unidos y la UE en términos de déficit de inversión equivale a 500.000 millones de euros anuales y que un tercio de esa cifra corresponde a la insuficiente inversión pública.

El Institute for Climate Economics detalla en su informe del pasado febrero que la UE tiene actualmente un déficit anual en inversión climática de 407.000 millones, equivalentes al 2,6% del producto interior bruto (PIB), que le impedirá alcanzar los objetivos fijados para 2030 en la transición verde en materia de energía, transporte y edificios. El informe destaca que es necesario doblar las actuales inversiones públicas y privadas para lograr los objetivos climáticos de 2030. A ello, hay que añadir los 125.000 millones adicionales anuales de inversión para recuperar el retraso tecnológico y digital, según la Comisión Europea, y los 100.000 millones anuales suplementarios para dotarse de una capacidad efectiva en defensa, según el comisario de Industria, Thierry Breton.

Las deficiencias del modelo de transición energética adoptado por la UE conllevan que el precio del kilovatio/hora de la electricidad para sus empresas e industrias sea tres veces más caro que para sus competidoras norteamericanas, según los datos de la Comisión Europea, lo que continúa mermando la competitividad de la industria europea y favorece la deslocalización. Y el nivel de inversión anual en la UE en investigación sigue muy inferior respecto al de Estados Unidos: 2,3% del PIB frente al 3,5% norteamericano y lejos del objetivo del 3% para 2030, reconoce la Comisión Europea.

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