Incendio en Campanar

Basta de echar leña al fuego

En la época de la construcción del edificio ya había un conjunto de normas técnicas de edificación y normativas que velaban por la seguridad de las construcciones

El edificio incendiado en Nou Campanar.

El edificio incendiado en Nou Campanar. / / FRANCISCO CALABUIG

Lluís Gil

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Todo el mundo ha sido testigo del incendio que ha devastado el edificio en el barrio de Campanar en València. Las imágenes han mostrado como el fuego, literalmente, ha consumido la fachada y el interior del inmueble. Ante la catástrofe, y con esta necesidad humana de encontrar un sentido a los acontecimientos, los medios de comunicación se han puesto inmediatamente a trabajar intentando explicar el siniestro lo mejor posible y de una forma comprensible. Obviamente, no me veo con ánimo de hacer este ejercicio porque lo primero que hacen falta son datos objetivos sobre el edificio y las circunstancias y en estos momentos todavía no los tenemos. 

En pocas horas ha aparecido una gran cantidad de información de supuesto carácter técnico sobre los materiales empleados en su construcción: polietileno, poliuretano, lana de roca, paneles compuestos, planchas de aluminio... Cada material, estuviera presente o no, ha sido descrito de forma imprecisa sobre su capacidad de encenderse, inflamarse y de extender el fuego. 

Algunas voces han alabado los materiales tradicionales, frente al uso de materiales nuevos e innovadores, como si el inmovilismo tecnológico garantizara algún tipo de seguridad. Otros presuntos expertos han emitido opiniones y juicios de valor sin ningún fundamento. Tanto es así, que incluso personas vinculadas a organismos oficiales han tenido que retractarse a las pocas horas de sus palabras. Al fuego de la desinformación todo el mundo ha ido echando leña. Porque todo se vale cuando lo que se busca es el impacto informativo y no el rigor en el contenido de la noticia. La construcción de hipótesis y tesis tiene que basarse siempre en una recogida de datos cuidadosa y crítica: un principio científico que se tendría que seguir como principio ético de carácter general.

Seamos serios: los materiales que se utilizan en un proyecto constructivo siguen unas normativas de seguridad frente al fuego. Hay certificados de calidad, ensayos en laboratorios independientes, supervisión de los productos y un conjunto de protocolos que velan para garantizar la calidad y la seguridad de las obras. Se ha hablado del código técnico de la edificación como una panacea que llegó demasiado tarde a la legislación y que no pudo proteger la obra de Campanar. Esto es del todo inexacto. En la época de la construcción del edificio ya había un conjunto de normas técnicas de edificación y normativas que velaban por la seguridad de las construcciones. De hecho, algunas de estas normas fueron incorporadas en el código técnico, con modificaciones y coletillas que armonizaban la legislación con las normativas europeas. También hay que destacar el papel de los organismos de control técnico, activos desde la legislación de la edificación del año 1999, donde se incorporó la necesidad de un seguro decenal en las promociones inmobiliarias. 

La promoción de Campanar debió ser controlada de forma obligatoria e independiente, tanto en la fase de proyecto como en la de construcción, y, por tanto, se hace difícil comprender como el edificio podría estar fuera de normativa. También se han escuchado comentarios negativos sobre la tecnología de la fachada ventilada, algunos tildándola de diseño obsoleto, cuando es un concepto importante a la arquitectura desde el punto de vista de la eficiencia energética y la lucha contra el cambio climático.

Los hechos observables son que la fachada se ha consumido durante el incendio, que el fuego se ha propagado rápidamente en varias direcciones y que el viento soplaba con fuerza. Durante la fase de investigación se determinará si el diseño tenía algún riesgo, si se respetaron las normativas, si los materiales cumplían con los requisitos legales, si la construcción sufrió modificaciones no previstas en el proyecto y otras muchas cuestiones que tienen que permitir entender qué ha pasado y por qué ha pasado. Esta explicación serena y científica es imprescindible para poder hacer justicia y ayudar a la reparación moral de las víctimas de este trágico suceso.