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Las expectativas en Galicia

Alfonso Rueda, tras una reunión del Consello de la Xunta.

Alfonso Rueda, tras una reunión del Consello de la Xunta. / XOÁN ÁLVAREZ

Albert Sáez

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Las elecciones, como toda competición, siempre tienen un punto de incertidumbre. Como en el deporte, la gestión de las expectativas acaba influyendo también en el resultado. Por eso durante décadas los equipos de fútbol concentraban a los jugadores antes de los partidos. Creaban un estado de sugestión colectiva que influía en cómo salían al campo. El gran Pep Guardiola incluso les fabricaba videos ad hoc para motivarlos. En política, las encuestas juegan ese papel, el de gestionar las expectativas y motivar tanto a los candidatos como a los electores. Los medios de comunicación fijamos la atención únicamente en uno de los datos de las encuestas: la proyección de voto. Es el más llamativo pero el menos consistente desde el punto de vista científico. Según ha calculado nuestro experto en encuestas, Jose Rico, la media de los 10 últimos sondeos publicados deja al PP de Alfonso Rueda en 39 escaños, uno por encima de la mayoría absoluta que necesita para gobernar. Mirando las tripas, lo que se observa es que el PP es el partido con una mayor fidelidad de voto y el BNG el que capta más votantes de otros partidos, básicamente del PSOE y de las desavenencias Podemos/Sumar. Si esta última semana de campaña no ha cambiado las cosas, Rueda no debería tener problemas para renovar el gobierno, lo cual aposentaría a Feijóo en el liderazgo del PP.

En EL PERIÓDICO, hemos seguido la campaña publicando los contenidos de los tres diarios que edita Prensa Ibérica en Galicia. Los más relevantes para entender los resultados del domingo son: la encuesta del domingo pasado y las entrevistas con Alfonso RuedaAna Pontón y José Ramon Gómez Besteiro. En este material podrán ver que la conversación electoral en Galicia no ha versado sobre la amnistía como han dado a entender los medios de Madrid aterrizados durante la campaña. En esta ocasión, hemos asistido nuevamente a otro ejercicio de reduccionismo de la diversidad española. Una verdadera lástima.   

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