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Sequía e inversiones pendientes

Si bien se han tomado numerosas iniciativas, otra veces se ha caído en dilaciones y la falta de acción

Interactivo | Sequía en Catalunya: ¿Se hicieron los deberes para gestionar la emergencia?

Los ayuntamientos catalanes no han logrado hacer cumplir las restricciones por sequía el último año

Los embalses internos de Cataluña bajan al 16,1% , a un paso de la emergencia por sequía

Los embalses internos de Cataluña bajan al 16,1% , a un paso de la emergencia por sequía / LLUIS GENE / AFP

Catalunya en el último año ha sufrido una grave escasez de lluvias, lo que ha vaciado los embalses de las cuencas internas. La falta de agua disponible va a provocar que pronto la Generalitat declare el estado de emergencia en el área de Barcelona y en el conjunto del sistema de abastecimiento Ter-Llobregat, y se activen las restricciones correspondientes. Solo los meses de mayo y junio proporcionaron un alivio en forma de precipitaciones, pero fueron completamente insuficientes. 

La sequía es un problema con sus propias especificidades. La abundancia o escasez de lluvia no depende de las administraciones, que tampoco pueden prever con exactitud cuándo va a presentarse una época de sequía. Si esto ya era así con anterioridad, el cambio climático no ha hecho más que agravar la cuestión. La alteración del clima, pese a ser una circunstancia global, se manifiesta de forma distinta en cada región geográfica. Ahora mismo estamos viendo como, por ejemplo, mientras Catalunya sufre una desesperante escasez de agua, en otras áreas de la Península no tienen este problema. El ahorro, junto al abastecimiento de agua regenerada y desalinizada, ha permitido evitar hasta hoy las restricciones que acompañarán a la emergencia.

La entrada en fase de emergencia supondrá la imposición de medidas de ahorro que van a afectar a la mayor parte de la población catalana. Entre ellas, las bajadas de presión del grifo, limitaciones al riego y al llenado de piscinas, o la reducción drástica de los caudales ambientales de los ríos (el agua que garantiza el mantenimiento del ecosistema).

Puesto que hace mucho tiempo que se venía anunciando que podíamos llegar al trance actual, y dado que Catalunya había sufrido otros episodios graves de sequía en el pasado, es del todo apropiado, como ha hecho EL PERIÓDICO, preguntarse por lo que han hecho la Generalitat y los ayuntamientos catalanes para sortear lo mejor posible la situación a que nos abocamos. Si repasamos la actuación de unos y otros, llegamos a la conclusión de que, si bien se han tomado numerosas iniciativas, a veces anticipándose incluso, otras veces se ha caído, como señala la oposición al gobierno de la Generalitat, en las dilaciones y la falta de acción, posiblemente confiando en que la bajísima pluviometría no iba a ser tan persistente como efectivamente ha resultado.

Las medidas que deberían haberse tomado y no se han tomado todavía, o van con retraso, tienen que ver sobre todo con las inversiones y las infraestructuras. Así, la demora en hacer llegar a los municipios las ayudas para la reparación de las fugas y el mantenimiento de sus conducciones de agua. Lo mismo ocurre con la puesta en funcionamiento de más plantas regeneradoras y desalinizadoras. 

La falta o la lentitud en las inversiones no son responsabilidad exclusiva del Govern o los ayuntamientos actuales, sino también de los anteriores. La política en democracia suele adolecer de este defecto. Los responsables políticos se focalizan en el corto plazo, mientras tienden a relegar la prevención de los problemas que puedan surgir en el medio y largo plazo. Cabe esperar, no obstante, que, esta vez sí, la gravedad de la presente situación desencadene el impulso definitivo a todas aquellas medidas necesarias para afrontar en mejores condiciones las sequías del futuro. 

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