Limón & Vinagre
Josep Cuní

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Periodista.

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Emiliano García-Page: el sufrimiento

Shakespeare dijo que cualquiera puede dominar un pesar excepto el que lo padece. Y esta sensación íntima, personal e intransferible, está embargando al presidente de Castilla-La Mancha

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El presidente de C-LM, Emiliano García-Page, en Fitur.

El presidente de C-LM, Emiliano García-Page, en Fitur. / JCCM

Hay quien cree que venir a este mundo es hacerlo a un valle de lágrimas. Y es cierto que, en estos momentos, observar lo que nos rodea resulta desolador. Las guerras retransmitidas y las intuidas. Muchas. Los pronósticos sobre lo que nos depara el cambio climático, del que ya sufrimos sus vaivenes. El nivel de inteligencia de las nuevas tecnologías que, de momento, hace temer más que celebrar. La tensión política permanente, en todas partes. La amenaza de la extrema derecha. Abanico de incertidumbres que nos sitúan ante un paisaje poco adecuado a las grandes esperanzas. Por lo menos, a corto plazo.

Puede que el pesimismo esté sobrevalorado pero admitamos que el optimismo se nos resiste, porque el acceso a tanta información inasumible dibuja un panorama más oscuro que las palabras con las que lo definimos.

Shakespeare, que se caracteriza por haber escrito mucho antes todo lo que nos sucede ahora, dijo que cualquiera puede dominar un sufrimiento excepto el que lo padece. Y esta sensación íntima, personal e intransferible, está embargando a Emiliano García-Page Sánchez (Toledo, 11 de junio de 1968). O esto se desprende de su expresión “yo sufro… no te lo imaginas”.

Las imágenes hablaban por sí solas y la difusión del contenido de la charla informal con otros tres colegas ha añadido más leña a la caldera de la demoledora máquina que exige al conductor seguir gritando ¡Más madera! De nuevo el Marx auténtico. Groucho.

El encuentro se escenifica en Madrid. Dia de la inauguración de Fitur (Feria Internacional del Turismo). En un pasillo y entre constante tráfico de profesionales del sector y autoridades que han ido a vender su región, como si todo sucediera por casualidad, coinciden los presidentes de Castilla-La Mancha, Andalucía, Comunitat Valenciana y Murcia. Tres del PP y uno todavía del PSOE. Es este, García-Page, quien determina la conversación al hilo de la mala financiación autonómica, la necesidad de su revisión y la exasperante deuda del Estado con ellos. Por lógica, la charla deriva hacia la crítica al Gobierno central y su resistencia a abordar el problema. Es ahí donde el socialista suelta que, a él, están a punto de extraditarle. La réplica del valenciano está acorde con el momento y le tranquiliza advirtiéndole que le amnistiarán. Exabrupto del toledano, consuelo de Moreno Bonilla asegurándole su apoyo, López Miras constatando que tiene nerviosos a los suyos todo el día y coda del socialista describiendo que lo hecho por PSOE es de una tensión máxima: echar a todos los que se le oponen.

García-Page, como José Bono en su tiempo, se ha caracterizado por ser la espina que se clava en la mano que sujeta la rosa. Antiguo alcalde de Toledo y presidente desde 2015 de una comunidad que le ha dado mayoría absoluta, sabe lo rentable que resulta decir lo que su electorado mayoritariamente piensa. Cosa que, según las encuestas, coincide con lo que sienten hoy buena parte de los votantes de izquierdas. Es lógico.

En el pasado de aquella autonomía, como en el de otras, las críticas políticas a Catalunya por su exigencia nacional ya desde los tiempos de Pujol, fue minando ánimos y exaltando recelos hasta tal punto que los intentos de reconducción fueron en vano. Hoy, muchos polvos tienen su origen en aquellos lodos, que siguen siendo electoralmente rentables. Juego de tronos.   

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