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Joan Tapia

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Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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¿Ni comprar ni alquilar?

Los alquileres se han disparado y encima su coste mensual es muchas veces incluso superior al coste de una hipoteca

Más del 25% de renta familiar invertido en vivienda: Badalona y Sant Cugat ya superan a Barcelona

Esta es la ciudad de Barcelona que más demanda tiene para alquilar un piso, según Idealista

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Archivo - Pisos, piso, casa, casas, edificio, vivienda, viviendas, construcción, se compra, se vende, venta, alquiler, hipoteca, hipotecas / EUROPA PRESS - Archivo

El martes EL PERIÓDICO publicó, en base a un estudio de 'la Cambra', que el esfuerzo que un barcelonés medio hizo el año pasado para pagar un alquiler medio fue del 24,6% de su renta familiar bruta disponible, frente al 19,3% en el 2015. Cinco puntos más. Y lo más curioso es que el esfuerzo fue todavía mayor, y se incrementó más, en Badalona, menos rica (25,3% frente al 18,4% el 2015). Y en San Cugat, una de las ciudades de mayor renta de Catalunya, el esfuerzo para acceder al alquiler ha pasado del 21,1% al 26%.

El aumento de los alquileres ha sido general, superior a los salarios y hay que dedicar a su pago una parte mayor de los ingresos. Y eso en unos años, en especial los últimos, donde la vivienda ha estado muy regulada. Por la pandemia, las iniciativas Colau, algunas leyes y el anuncio de otras, como la que el Gobierno de Madrid aprobó en primavera y que está a punto de entrar en vigor en Catalunya. Estos datos, junto a muchos otros, indican que el control de alquileres ha sido una medida tan 'buenista' como ineficaz. ¿Por qué? Si crece la demanda de gente que quiere vivir en alquiler -aumenta la población y la compra de la vivienda es más cara y suben las hipotecas- la única solución es aumentar la oferta de pisos en alquiler, ya sean públicos o privados. Pero si la oferta pública sube muy poco (o nada) y la privada se retrae porque los propietarios -familias o fondos- creen que los controles van a perjudicarles, entonces la oferta no crece (o incluso baja) e irremisiblemente los alquileres son más caros y difíciles.

Por eso, Aragonès haría bien en ser prudente. El alcalde Collboni ha dicho -con cierto realismo- que el control será positivo a corto plazo, pero que, a largo, hay que aumentar la oferta. Pero si el corto plazo se convierte en permanente, pasa lo que está pasando. Y Aragonès y Collboni tendrían que saberlo.

Y otro estudio, de la tasadora UVE Valoraciones, conocido también esta semana, es más preocupante. En teoría, los jóvenes y las rentas más bajas deberían alquilar -al menos por un tiempo- porque es más barato que comprar. Pues bien, está pasando justo lo contrario. En 54 de las 63 ciudades estudiadas y pese a la subida de los intereses, es más caro pagar el alquiler que la cuota hipotecaria.

Así, en Barcelona el precio medio del alquiler es de 20,5 euros por metro cuadrado frente al 18,16 de la cuota hipotecaria. Y lo mismo pasa en Girona (11,7 contra 10,71), en Valladolid (7,9 contra 7,1), Sevilla (11 contra 9,64) o Valencia (11,95 contra 9,79). No pasa lo mismo en Madrid, Bilbao o San Sebastián y otras seis de las 63 ciudades estudiadas. Pero si ahora lo normal es que alquilar cueste cada mes más que pagar la hipoteca, es inevitable que la vivienda alimente el malestar social. Los jóvenes y las familias con menores ingresos no pueden comprar por no tener ahorros para afrontar la cuota de entrada (un mínimo de un 20%) ni las garantías que exigen los bancos.

Según una tasadora en Barcelona, el coste medio de un alquiler es de 20,5 euros por metro cuadrado, superior a los 18,16 de una cuota hipotecaria. Y lo mismo pasa en 54 de las 63 ciudades estudiadas por Uve valoraciones

El recuerdo de la crisis de 2008 -cuando los bancos y las cajas prestaban alegremente el 100%- está presente. También las exigencias de prudencia del Banco de España y del Banco Central Europeo. Conclusión: los jóvenes y las familias con menos ingresos no pueden comprar y el alquiler es más caro que la cuota hipotecaria, con lo que quedan atrapados en una situación angustiosa y poco sostenible, pues los alquileres suben más que los salarios.

La única salida es aumentar la oferta de viviendas en alquiler, sea el propietario un ente público, una familia o un fondo inmobiliario. Si hay más oferta, venga de donde venga, la situación mejorará. Pero muchos políticos tienden a sobrevalorar lo que pueden hacer con las iniciativas públicas y a castigar al mercado. Dicen que el derecho a la vivienda es un derecho y no puede quedar en manos privadas. Olvidando que una cosa es regular con tiento (el buen Estado) y otra obstaculizar en la práctica la oferta de alquiler.

En España nadie se queja del suministro de pan, un bien de primera necesidad. ¿Pasaría igual si los políticos hubieran desconfiado del ánimo de lucro de los panaderos y encima hubiera escasas panaderías municipales o autonómicas o estatales? Habría colas. No, no es lo mismo. Pero piénselo.  

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