Juan Soto Ivars

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Escritor y periodista

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Palabra de Javier Cercas

En toda la historia de la democracia española se me ocurren pocos líderes que hayan humillado de esta forma a sus votantes. Me pregunto si habrá muchos votantes socialistas con la dignidad de Javier Cercas, o pocos

Javier Cercas // Marta Pérez EFE

Javier Cercas // Marta Pérez EFE

La Fundéu eligió “polarización” como palabra del año. Y sí, polarización hay de sobra, pero tampoco viene de 2023. De seguir yo en el consejo asesor hubiera peleado con uñas y dientes para elegir otra voz como palabra del año. Hubiera querido que esa palabra fuera “palabra”. ¿Redundancia? No lo creo. “Palabra” es una voz amenazada. El año que termina ha desmantelado por completo su valor en las altas esferas de la política española. El proceso empezó durante la legislatura anterior de Pedro Sánchez. ¿Por qué nos ha mentido tanto?, le preguntó Carlos Alsina, aunque una pregunta más precisa hubiera sido ¿por qué su palabra no vale nada?

El escritor Javier Cercas publicó la semana pasada un artículo en El País, “Un llamamiento a la rebelión”, donde pataleaba. Escribía con fatalismo y dignidad que no volverá a votar al PSOE tras asumir la evidencia de que la palabra que mana del partido al que solíamos votar está fuera de curso legal, como un sello de peseta. Al escritor le juraron desde el PSOE, en la cara, no sé si en una comida o una cena privada, que no había amnistía. Mi sospecha es que se lo prometió Salvador Illa, pero no tengo ninguna prueba de ello. Y Cercas, que todavía considera la palabra como algo que pesa, lo transmitió en un artículo para el mismo periódico donde puso su credibilidad a los pies de los caballos: “No habrá amnistía”, se titulaba. 

¡Vaya! No eran esas las palabras de Cercas. Eran las palabras fraudulentas que a Cercas le habían confiado y que él consideró oportuno transmitir a una sociedad que salía de unas elecciones en las que Pedro Sánchez y todo su equipo repetían la misma idea. Ni amnistía ni entrega de Pamplona a Bildu. Pues bien: a las palabras no se las lleva el viento, se las lleva la mentira, el desparpajo, la ausencia total de honestidad. En toda la historia de la democracia española se me ocurren pocos líderes que hayan humillado de esta forma a sus votantes. Me pregunto si habrá muchos votantes socialistas con la dignidad de Javier Cercas, o pocos. ¿Cuánta gente sigue considerando que las palabras tienen un valor? ¿Cuántos más se sienten traicionados? Mientras, otros tienen que fingir, por ejemplo, que una expresión coloquial de la exalcaldesa de Pamplona es una cosa gravísima. Previsible sobreactuación por unas palabritas cuando todas las palabras vuelan como un vapor sin contenido. Vacío de peso el lenguaje, la gravedad se inventa.

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