Día internacional de la inmigración

Réquiem por los migrantes

Solo la entrada de emigración puede corregir el declive progresivo de nuestra sociedad envejecida que será incapaz de mantener el estado de bienestar en muy poco tiempo

Salvamento Marítimo rescata a 156 personas inmigrantes que viajaban en un cayuco en aguas cercanas a El Hierro.

Salvamento Marítimo rescata a 156 personas inmigrantes que viajaban en un cayuco en aguas cercanas a El Hierro. / Gelmert Finol

Rafael Vilasanjuan

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La narrativa sobre los migrantes está llena de errores y plagada de mentiras, una premisa a revisar en el Día internacional de la inmigración. Cada nueva crisis migratoria, Europa tiembla y se vierten las responsabilidades en la proliferación de las mafias del tráfico humano, haciendo creer que tenemos un comodín para acabar con ellas, endureciendo su persecución y la represión en las fronteras. Pero como la guerra contra las drogas o contra el terrorismo, las medidas extremas para frenar la inmigración solo consiguen hacer mas grande el problema.

El drama de la inmigración es que a fuerza de manipular sus efectos, no hemos entendido los principios sobre los que un continente como el nuestro debería actuar. Sometidos al auge de discursos ultranacionalistas, hemos cerrado la puerta y puesto vallas para que no entre nadie, mientras nos encaminamos ciegamente hacia el fracaso. Solo la entrada de emigración puede corregir el declive progresivo de nuestra sociedad envejecida que será incapaz de mantener el estado de bienestar en muy poco tiempo. En apenas dos décadas más de un tercio de toda nuestra población será mayor de 67 años. ¿Quién pagará pensiones? ¿Quién mantendrá el sistema publico de salud? ¿Quién la educación? Frente a estos dilemas no cesa de crecer una mentira repetida. Un mensaje que atrae votantes temerosos de perder su empleo y beneficios sociales, para distraer la atención de los problemas reales. Desde las desigualdades a la seguridad económica o el calentamiento global, el recurso a los migrantes como problema se repite. Todos los países de Europa entonan el réquiem por ellos, cuando les necesitamos cada vez mas. Pero en vez de una política migratoria común que frenara a los traficantes y pusiera criterio a las necesidades, se construyen vallas y se endurecen las condiciones de entrada, lo que solo consigue aumentar el beneficio de los clanes criminales que los traen. Todo un error, porque la realidad es que sin inmigrantes el réquiem será por nosotros.

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