Niños y pantallas

El raro de la clase

Nosotros también estamos enganchados al móvil y que cuando la educación familiar no coincide con las corrientes sociales tendemos a ceder antes de lo que lo hacían nuestros padres por temor a que nuestros hijos se conviertan en el raro de la clase

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Reportaje sobre el uso de los menores y los móviles.

Reportaje sobre el uso de los menores y los móviles. / David Castro

Agnès Marquès

Agnès Marquès

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-Mamá, ¿qué haces?

-Chateo con miles de padres para decidir entre todos que los pequeños no debéis tener móvil hasta los 16 años. 

-¿Por qué? 

-Porque no controláis, perdéis el día en el móvil, en las redes, y además así no serás la rara porque si fuera por mi no te daría móvil hasta los 18.

-Ah, pues supongo que gracias, mama. ¿Juegas conmigo un rato? 

- …

-¿Mamá?

-Espera, que estoy con el chat este. 

***

-Hija, ¿no crees que os estáis pasando los padres? Os falta un poco de mano dura: si no quieres que tenga móvil no lo tiene y ya está. No será para tanto, sobrevivirá. Además, tienen que espabilar, que los lleváis entre algodones. Eso, o bien la educas y pactas con ella unas normas, que se haga responsable. 

-Bueno, si lo hacemos como lo hacíais vosotros… ni pactos ni nada, y ser la rara no era nada agradable, mamá, te lo aseguro. Cuando todavía no me dejábais salir y todos los demás podían me quedé bastante al margen. 

 -Y no te ha pasado nada, querida, aquí estás.

No sé en cuántas casas podría reproducirse esta conversación entre mujeres de tres generaciones sobre cómo ser padres, cómo ser hijos y los traumas que acumulamos, pero me temo que en muchas. Hoy ya estamos casi convencidos de que en un futuro cercano será raro ver a los chavales de 11 años en las redes sociales, sin embargo ahora luchamos para revertir un hábito que mantiene cautiva la mente de los adolescentes. Al mismo tiempo, tenemos que admitir que los de la generación del medio que estamos aprovechando el propósito para esconder dos características muy particulares de la manera de ser padres hoy: que nosotros también estamos enganchados al móvil y que cuando la educación familiar no coincide con las corrientes sociales tendemos a ceder antes de lo que lo hacían nuestros padres por temor a que nuestros hijos se conviertan en los raros de la clase. Necesitamos el grupo. Quizá eso vaya de la mano de lo que vimos y padecimos de pequeños, aquellas “cosas de niños” de entonces que hoy llamamos 'bullying' y sabemos que pueden tener consecuencias terribles.