Lo bueno, lo feo y lo malo
La amnistía es un duro peaje porque las razones que esgrimían los socialistas para estar en contra siguen en pie. Los independentistas ni se arrepienten de lo que hicieron en 2017 ni renuncian a volverlo a hacer
Junts carga contra el pacto PSOE-ERC y alarga la negociación para reforzar la amnistía
¿Qué han pactado el PSOE y ERC? Todas las claves del acuerdo para la investidura de Sánchez
![El ministro Félix Bolaños y el presidente de ERC, Oriol Junqueras.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/d5d5f11d-c2a1-4e0f-be84-2243c26d493a_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
El ministro Félix Bolaños y el presidente de ERC, Oriol Junqueras. / ERC
Excepto que Puigdemont rompa la baraja de la negociación, exigiendo amnistiar también a Borràs y Boye por delitos que nada tienen que ver con el 'procés', Sánchez será elegido de nuevo presidente. Nunca una minoría de votos se habrá pagado tan caro en una investidura. A la espera de lo que ocurra con Junts, el acuerdo entre el PSOE y ERC tiene algunas cosas buenas, pero otras entre feas y malas. Lo positivo es la mejora de la financiación, una quita de 15.000 millones de la deuda de la Generalitat y el ahorro de unos 1.000 millones en intereses. El endeudamiento catalán es atroz por culpa de la pésima gestión de los responsables autonómicos (piensen en el desastre de la L9 y L10, por ejemplo), cuyo orden de prioridades ha sido siempre darle a la zambomba de la propaganda nacionalista. Por eso en Catalunya tenemos una peor atención sanitaria primaria, menos políticas sociales y una educación que es todo menos un modelo de éxito. Otra cosa teóricamente buena del acuerdo es el traspaso integral de Rodalies. Esperemos que mejore el servicio. Seguramente ocurrirá, porque la inversión que el Estado está efectuando en la red viaria desde hace unos años es multimillonaria y acabará notándose. En cualquier caso, la ventaja es que los retrasos de cada mañana ya no serán noticia, porque casi nada de lo que gestiona la Generalitat es motivo de escándalo.
Tras lo bueno, viene lo feo y lo malo. La amnistía es un duro peaje porque las razones que esgrimían los líderes socialistas para estar en contra antes del 23 de julio siguen en pie. Los independentistas ni se arrepienten de lo que hicieron en 2017 ni renuncian a volverlo a hacer. La amnistía no es el fruto de una reconciliación entre catalanes, sino de una necesidad partidista. El argumento de que va a mejorar la convivencia, etc., es mera cacharrería. Los indultos sí fueron positivos y realmente dieron la vuelta a la situación. Con la amnistía está por ver que el separatismo, aunque hoy esté muy débil, no salga reforzado a medio plazo. Y seguro que va a tensionar al máximo las costuras institucionales y políticas en España.
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