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Martí Saballs Pons

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Director de Información Económica de Prensa Ibérica.

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Nadia Calviño naufraga en Granada

Nunca como en estos tiempos un Gobierno y un mundo empresarial habían estado tan de espaldas. ¿Hay arreglo?

Calviño: “A los empresarios nunca les ha ido tan bien como con este Gobierno”

La tasa de paro subió al 11,8% en el verano al tiempo que el empleo aumentó en 209.000 personas

Nadia Calviño, vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, en el congreso de directivos CEDE.

Nadia Calviño, vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, en el congreso de directivos CEDE. / EFE

En el momento en que la vicepresidenta en funciones, responsable económica y digital del Gobierno de España, dijo que el país había vivido cinco maravillosos años de «estabilidad económica y política» que esperaba se pudieran repetir, los murmullos y carraspeos se extendieron en el auditorio del Palacio de Congresos de Granada. Dos mil directivos se habían reunido en el Congreso Anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), para su jornada anual. Nadia Calviño fue recibida con tímidos aplausos y algún silbido. Fue despedida con más silbidos y menos aplausos. Tras ella, el contraste: dos minutos de ovaciones para recibir al presidente de la Junta Andalucía, Juan Manuel Moreno. Aplausos que solo rivalizaron con los que recibió el Rey, que cerró la jornada.

De nada le sirvió a la vicepresidenta dar datos sobre crecimiento, empleo -acababan de salir buenas cifras esa misma mañana- e inflación, entre las menores de la zona euro. El auditorio había estado calentándose a lo largo de toda la mañana. En las intervenciones precedentes, desde responsables de las patronales, empresarios y hasta representantes financieros internacionales habían insistido en la necesidad de que en España se apostara por la seguridad jurídica, que no se cambiaran las leyes al tuntún cada cuatro días y que las administraciones redujeran burocracia y se atrevieran a realizar las reformas estructurales necesarias, empezando por un plan nacional de agua. Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, fue quien llegó más lejos al atacar el pacto recién presentado por PSOE-Sumar de populista y de querer romper la paz social. Aquella mañana, la energética Repsol anunciaba sus intenciones de empezar a realizar las inversiones previstas fuera de España si se mantenía el impuesto especial establecido el año anterior.

Existe un mundo empresarial, incluso en la tierra donde el PSOE llegó a dominar hegemónicamente, temeroso a que la reedición del Gobierno actual PSOE+Sumar genere más impuestos, más costes, más aumentos de deuda y de déficit, más intervencionismo y burocracia. Ya no es solo un tema ideológico, sino de piel. Existe una sensación, ya enraizada, de que a este Gobierno no le importa la empresa ni la iniciativa privada y solo le preocupa que la gente trabaje menos. Que no entiende que ganar dinero significa poder reinvertir y generar dinero. Son unos cuantos años escuchando a políticos dando discursos, mejores o peores, y nunca hasta Granada había visto una reacción tan reaccionaria a una ponente. Todos esperan, qué cosas, que Carles Puigdemont le dé calabazas a Pedro Sánchez.

Nunca como en estos tiempos un Gobierno y un mundo empresarial habían estado tan de espaldas. ¿Hay arreglo? Isidro Fainé, presidente de Cede y Fundación La Caixa, hiló en su discurso la defensa del diálogo y de un liderazgo basado en el servicio, la confianza y la ejemplaridad. Un liderazgo no solo intelectual, también empático y emocional. Claro que, ¿con qué Gobierno?

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