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Pendientes de Junts, también en Barcelona

La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau atiende a los medios de comunicación antes de una manifestación propalestina.

La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau atiende a los medios de comunicación antes de una manifestación propalestina. / LORENA SOPOENA/EUROPA PRESS

Albert Sáez

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¿Se puede intentar reprobar a un alcalde en Barcelona el mismo día que se presenta en Madrid a bombo y platillo un acuerdo de coalición con su partido para frenar a la derecha y la ultraderecha? Se puede. Estuvo a punto de ocurrir esta semana en el ayuntamiento de la capital catalana. Los Comuns de Ada Colau retiraron in extremis una reprobación a Jaume Collboni cuando constataron que Junts no estaba por la labor. Una muestra de los nervios que vive esta formación en la esfera municipal. Más de uno tiene la impresión de que algunos de sus efectivos están ansiosos por saber si la formación va a entrar en el gobierno municipal para decidir su futuro o... cambiar de partido como han hecho en anteriores ocasiones.

La realidad es tozuda. La entrada de los Comuns en el gobierno de Collboni no sirve de nada para asegurar una mayoría si no lo hace junto a Esquerra, un partido que acaba de salir de un reñido congreso interno y que supedita la decisión final a lo que ocurra en el Congreso con la investidura. Algo similar a lo que ocurre con Junts que, a pesar de las ganas de Xavier Trias de gobernar con el PSC, no se decidirá hasta que Puigdemont acabe su negociación con Sánchez.

Así las cosas, condicionar el voto a las ordenanzas fiscales que se producirá este viernes a la entrada en el gobierno municipal es un callejón sin salida. Los grupos con vocación de sumarse al equipo de Collboni deben entender que es una condición necesaria. Y el alcalde tiene que ponerles una pista de aterrizaje para hacerlo. El sudoku barcelonés ha quedado atrapado en la investidura de Pedro Sánchez. Los Comuns deben entender que ya no tienen la alcaldía y que son necesarios, pero no suficientes; Esquerra decidir qué quiere ser de mayor y Junts modular sus equilibrios. Los vetos cruzados pueden desaparecer si apoyan a un mismo gobierno en Madrid y los precios pueden ser distintos si allí no hay acuerdo. A Barcelona le toca esperar, pero lo hará mejor si aprueba las ordenanzas.

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