Conflicto en Oriente Próximo

¿'Quo vadis', Israel?

Matando a miles de palestinos y desplazando a cientos de miles, la victoria contra Hamás será pan para hoy y hambre para mañana

Imágenes de la guerra entre Israel y Gaza, hoy miércoles

Imágenes de la guerra entre Israel y Gaza, hoy miércoles

Andreu Claret

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Hace 10 días, mi pena y mi dolor estaban con los 1.300 israelís asesinados por Hamás. Me pareció un acto execrable y así lo escribí, advirtiendo que sí la respuesta de Tsahal se basada en la venganza íbamos al desastre. Es lo que ha pasado. Hoy, mi dolor y mi pena están con los miles de gazatís muertos bajo las bombas de Israel, y mañana seguiré sufriendo por los cientos de miles de familias palestinas empujadas hacia el sur como si fueran ganado conducido al matadero ¿Hacia el sur de qué? Quienes hemos estado en la franja sabemos que no tiene ni norte ni sur. Solo tiene el mar, la valla y un pedazo de frontera hipócrita con Egipto. Un mar impracticable, incluso para los pescadores, y una valla que separa a sus habitantes de un país que ha involucionado hasta considerarlos inhumanos. Hoy sufro por el futuro de Palestina, pero empiezo a pensar que, si las cosas siguen así, no está lejos el día en el que me tocará sufrir también por el futuro de Israel.

¿Qué pretende Netanyahu? ¿Acabar con Hamás, o acabar con los palestinos de Gaza? Si fuera lo primero, la legitima defensa de Israel contaría con el apoyo de la comunidad internacional. Me atrevo a decir que sería bien vista, incluso, por muchos árabes que contemplaron, horrorizados, la matanza de los kibutzin. Sin embargo, lo que vemos no es una guerra contra Hamás. Desde el primer momento, Israel ha llevado a cabo una matanza indiscriminada de palestinos que tiene más de venganza que de acción contra el terror. Incluso sin sumar las víctimas del bombardeo del hospital Al Ahli cuya autoría está por determinar. ¿No se percatan los israelís que, actuando de este modo, por cada miliciano de Hamás que abaten surgen 10 candidatos a sustituirle? Matando a miles de palestinos y desplazando a cientos de miles, la victoria contra Hamás será pan para hoy y hambre para mañana. Supondrá más obstáculos para la inevitable coexistencia con los árabes y planteará interrogantes cada vez más acuciantes sobre el futuro de Israel. 

El país que se creó para albergar a los supervivientes del Holocausto no puede depositar sus lógicas ansias de seguridad en la tecnología. Lo confirmó el ataque de Hamás. El descubrimiento de la vulnerabilidad fue dramático para quienes se habían creído los cuentos de hadas de Netanyahu y sus gobiernos escorados hacia la intransigencia. Solo los más radicales pueden pensar de este modo. En un 'apartheid' protegido por alarmas electrónicas y leyes supremacistas. ¿Qué sería entonces del sueño originario liberal y progresista de Israel? Si no cambia la lógica infernal de los últimos tiempos, Israel acabará siendo un país rodeado de odio que busca su supervivencia en las teocracias del Golfo. El pueblo que padeció el genocidio que perpetró Hitler no merece esto. Merece vivir en paz, en una tierra árida que ha sabido fructificar, al lado de quienes estaban allí desde siempre. Acabando con la colonización, erradicando el terror y dando a los palestinos lo que reclaman para sí mismos: tierra, paz y seguridad para todos.

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