Múltiple y fragmentario
Más allá del trauma, lo que nos indica su experiencia es que la “moderación de los contenidos” (un eufemismo) nos revela la existencia explícita, constante, galopante, de ese mal que el trabajador solo podía medio intuir en la primera entrevista
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Josep Maria Fonalleras
Escritor
Leo que la primera pregunta que le hicieron al trabajador de Facebook/Meta cuando empezó a ejercer como moderador de contenidos es esta: “¿Qué es lo peor que has visto en la vida?”. No sé qué contestaría yo, que he tenido experiencias más bien 'pequeñoburguesas' y sin tragedias que me hayan enfrentado al Mal, en mayúsculas y en persona. Ante todo lo que iba a venir, la respuesta del moderador podía haber sido exactamente la mía. O la de muchos de todos nosotros. Quizás nos hemos visto inmersos en una pelea en la calle o hemos asistido a una confrontación tumultuaria, quizás hemos visto cómo un hombre maltrataba a un perro o quizás hemos oído insultos desmesurados o quizás nos hemos quedado asombrados ante el guantazo ruidoso a un niño en un parque. Y quizás, algunos, han sido espectadores de películas en las que se trataba de imitar una realidad turbia o de evocar, con sutileza o más torpemente, pero siempre con la pantalla opaca de la ficción, un episodio siniestro. Estos días volvemos a contemplar (¿contemplar? ¿seguro? ¿mirar atentamente?) imágenes terribles que son puñales en el corazón de nuestra sensibilidad, pero resulta que tendemos a ahuyentarlas, solo las observamos de refilón o atemorizados ante las previas indicaciones de los presentadores de los telediarios, que velan por la herida que puedan causar.
Este moderador de Facebook/Meta que ahora está de baja por estrés postraumático (después de 28 meses ante una pantalla y de haber llegado a controlar más de mil vídeos en un día) explica barbaridades que no deberían ni poder escribirse. "Era un zombi", ha dicho, con una mirada que, en todo este tiempo, ha derivado hacia el infierno y ha convertido en infierno su propia vida. Más allá del trauma, lo que nos indica su experiencia es que la “moderación de los contenidos” (un eufemismo) nos revela la existencia explícita, constante, galopante, de ese mal que el trabajador solo podía medio intuir en la primera entrevista.
Leo 'La gravedad y la gracia', de Simone Weil, la pensadora francesa radical que reflexionó sobre ese mal desde la fe. "Es múltiple y fragmentario, aparente", dice, "y consiste en acciones". El bien "es uno y es misterioso". Es justamente la variedad de registros del mal que se nos aparecen lo que nos aboca a pensar que vivimos en un mundo desolado y sin esperanza. Contemplarlo de cerca hace que enfermemos. De lejos, nos genera una indefensión absoluta, un temblor repentino, un sufrimiento que no sé si es, como afirmaba Weil, "fuente de conocimiento" o solo causa de una tristeza colosal.
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