Asuntos propios

Gervasio Sánchez, fotógrafo de guerra: "Pocos prefieren morir a matar"

El Premio Nacional de Fotografía, autor del libro 'Vidas minadas', da algunas claves del conflicto palestino-israelí

"Que se preparen los ucranianos con las minas antipersona"

Premio Nacional de Fotografía 2009

Gervasio Sánchez

Gervasio Sánchez / Josep García

Núria Navarro

Núria Navarro

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Ha documentado en imágenes la violencia armada de Centroamérica en los 80, las guerras balcánicas y africanas de los 90, las vidas rotas de los 2000. Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), Premio Nacional de Fotografía, sabe del horror y la muerte. También en el conflicto palestino-israelí, polvorín al que se asomó por primera vez en 1982. El ataque de Hamás le ha sorprendido en la gira de presentación de 'Vidas minadas', un libro sobre los estragos de las minas antipersona que, a la vez, es un alegato contra la industria armamentística. 

¿Se iría para allá con su Nikon ahora?

Es un conflicto que me ha cansado, porque no veo la solución. La situación está controlada por los más radicales. Solo hay que escuchar las declaraciones del ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, que han convertido al halcón Netanyahu en una paloma.

"Lo que ha hecho Hamás es puro terrorismo, pero el bombardeo indiscriminado de Israel desde la primera intifada es terrorismo de Estado"

¿Cómo interpreta lo que ocurre?

Lo que ha hecho Hamás es puro terrorismo, pero el bombardeo indiscriminado de Israel –que ha hecho en todas las operaciones militares desde la primera intifada, en 1987– es terrorismo de Estado.

Se manejan hipótesis de quién está detrás del ataque. ¿Qué dice su olfato?

Hamás tiene la suficiente autonomía, fortaleza y gente dispuesta a morir combatiendo. Y la seguridad de Israel ha fallado rotundamente. Hay más muertos en el lado israelí que en el palestino y eso, para un país que ha sido capaz de liberar a 5.000 palestinos a cambio de un solo cadáver, es un golpe tremendo. Aplastará Gaza, pero por cada niño que muera, aparecerán 10 que quieran formar parte de las milicias.

"Israel aplastará Gaza, pero por cada niño que muera, aparecerán 10 que quieran formar parte de las milicias"

Oriente Próximo está en el foco, Ucrania pasa a segundo plano. ¿Quién saldrá airoso?

La industria armamentística. La de España, también. Lo denuncié al recoger el premio Ortega y Gasset, durante el primer Gobierno de Zapatero, cuando vendía 900 millones de euros en armas. En el segundo mandato la cifra se sextuplicó. Se siguen vendiendo.

Tajante. Después de 40 años entre el horror, ¿alguna idea en limpio?

La conclusión a la que llegas es que cuando todo se desmorona, cuando se resquebrajan los puentes de convivencia, aparece la violencia desnuda. He conocido a muy poca gente que prefiera morir antes que matar. Los niños soldado de Sierra Leona o Liberia me contaron que tuvieron que matar a sus padres, porque si no, les hubieran matado a ellos y a sus padres. ¿Por qué lo saben? Porque lo hicieron. Eso es lo que pasa en el campo de batalla. Solo hay violencia execrable entre gente que antes compartían escalera, aula o banco de la mezquita. Y detrás está la manipulación.

"Cuando todo se desmorona, cuando se resquebrajan los puentes de convivencia, aparece la violencia desnuda"

¿Qué le mueve a perseverar en esos escenarios?

El anclaje moral a un oficio que ha perdido su papel en la sociedad. Los medios de comunicación –y no hablo del periodista de calle, del que se la juega– forman una entente peligrosísima con políticos y empresarios. Hoy utilizan el comodín de la crisis para no mandar a gente a cubrir historias, pero esto empezó antes de la crisis, cuando más vinculación tenían con bancos, grandes empresas y gobiernos, que exigían ser intocables.

¿Nunca estuvo en plantilla?

Nunca. Para bien o para mal, empecé a trabajar de niño. A punto de cumplir los 12 ya ayudaba a mi abuelo, cartero de L’Hospitalet de l’Infant. Trabajé en un súper, de aprendiz de pastelero y durante 17 veranos, de camarero en un bar de la playa del Milagro. Así me costeé los estudios de Periodismo y los gastos de mis primeros viajes. ¿Sabe qué significa en dinero una media de cinco viajes a cada uno de los nueve países –el más cerca, Bosnia– para el proyecto de Vidas minadas?

"A mí la guerra nunca me ha gustado"

Mucho.

Sigo creyendo en el periodismo, pero para hacer la campaña de 'crowdfunding' me fui al 'youtuber' Jordi Wild. La entrevista, de más de cuatro horas, tuvo un millón y medio de visualizaciones, la mayoría gente joven que ha desertado de los medios tradicionales.

Oiga, ¿qué le atrajo al reporterismo de guerra?

Lo vinculo al álbum de sellos que un día me trajo mi padre. Imaginé que algún día viajaría a los países de mis sellos. O sería periodista o piloto de avión. Y al empezar a leer la prensa, me atrajeron los sitios donde había situaciones de gran violencia. Aunque, sinceramente, a mí la guerra nunca me ha gustado.

"La guerra no acaba cuando lo dice Wikipedia. Sus consecuencias son para siempre"

Sorprendente.

La guerra es el mayor fracaso de la sociedad. Y no acaba cuando lo dice Wikipedia. Sus consecuencias son para siempre. Yo he querido ir a los sitios para ver lo que pasaba y cuanto más incendiario, iba más. Pero estoy harto de ver gente morir, de que cada muerto deje una historia inconclusa; sin embargo, entre los cadáveres destrozados, las violaciones y el hambre, busco historias de vida que sirvan para equilibrar la balanza anímica. Como la de Manuel Orellana, que perdió las dos piernas a un mes y seis días de acabar la guerra en Salvador y ha conseguido que sus tres hijos llegaran a la universidad cosiendo camisetas.

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