Crispación
Carles Sans
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Lo que los políticos no entienden

Los dirigentes públicos deberían ser personas que ante todo transmitiesen calma a los ciudadanos, y diesen la sensación de tener el control y la solución a cada contingencia nacional

Encuentro entre Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo dentro de los encuentros que tendrá el Presidente en funciones Pedro Sánchez con el resto de portavoces parlamentarios con vista a su investidura.

Encuentro entre Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo dentro de los encuentros que tendrá el Presidente en funciones Pedro Sánchez con el resto de portavoces parlamentarios con vista a su investidura. / David Castro

En los últimos años, en Catalunya y en España, la política se ha convertido en una materia de disputas, tensiones y mucha crispación. Los improperios, acusaciones e incluso insultos que se dedican cada día los políticos generan en la vida pública una exagerada polarización entre quienes se encuentran ideológicamente distantes. Además, algunos medios, mediante quienes escriben u opinan en ellos, contribuyen a avivar ese fuego que hoy en día arrasa con la convivencia de todos contra todos. Por si fuera poco, la economía está como está y los precios de los productos básicos siguen al al alza, se reduce el consumo y el mal humor se ha instalado en una sociedad asqueada por las constantes disputas parlamentarias. Y es que la manera de entender el debate político dista mucho del que desde mi punto de vista debiera ser.

Los políticos, como individuos a quien delegamos la gobernación del país, deberían ser personas que ante todo transmitiesen calma a los ciudadanos, y diesen la sensación de tener el control y la solución a cada contingencia nacional. El ciudadano tendría la sensación de estar arropado por personas preparadas y dispuestas a remar juntas para el beneficio de la gran mayoría. La polarización política obstaculiza esa posibilidad porque no interesa ayudar a quien gobierna, sino desplazarle a base de acusaciones, falsas o no, para poder ocupar su lugar. Si a eso le añadimos la opinión de medios afines a unos y a otros, que sacan mayor rendimiento de enfangar todo lo que ocurre, nos sitúa en un escenario de confrontación y de zozobra permanente. Los ciudadanos sentimos miedo y preocupación porque a diario nos alertan de que por culpa de quienes gobiernan nos vamos directos al precipicio, y claro, ese mensaje cala en el día a día de las personas.

¡Qué mal se está utilizando la política! Que lejos están quienes se dedican a ella de entender que están ahí para aportar soluciones y no problemas. Pero estoy convencido de que eso no va a cambiar, más bien al contrario: se tensará la cuerda hasta que dejemos de votar, que sería una buena manera de renunciar a un sistema mal entendido del que empezamos todos a estar muy hartos. Pero eso, tampoco va a pasar.

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